sexta-feira, 20 de maio de 2016

Revisión de los postulados de Emilio Durkheim en relación con la explicación de la criminalidad y la Política Criminal

Posted: 19 May 2016 05:40 AM PDT
Fotografía de mkabakov [BIGSTOCKPHOTO]

Resumen 

El presente expone una breve revisión teórica sobre los postulados principales del sociólogo francés: Emilio Durkheim. A pesar de la antigüedad de estos, como muchos otros tratadistas, siguen siendo vigentes ante el contexto actual, por ello, se hace además, la exposición general de situaciones que se viven en México como determinantes de la violencia y delincuencia. Finalmente, de los mismos postulados, se proponen razonamientos que pueden dar fundamento a la política pública laboral y preventiva.  
Palabras clave: Desigualdad, Prevención del crimen, Sociedad, Solidaridad. 

Explicación social de la vida en general y de la criminalidad  

Señala que los fenómenos sociales, cualesquiera, no pueden explicarse vía psicológica o biológica, sino dentro del mismo ambiente social, por ello el desarrollo de una metodología de investigación social. Esto viene a contrariar las hipótesis psicoanalistas y antropológicas físicas con las que se explicaba la criminalidad de manera tradicional. Lombroso dio una ilusión de poder adivinar quién era delincuente y quién no, esto queda asentado en lo siguiente: Apuntó De Quirós que la primera referencia a Lombroso se encuentra en el diario de viaje de un joven periodista francés, Emilio Lavaleye quien escribe: “Me han presentado a un joven sabio desconocido llamado Doctor Lombroso, quien habla de ciertas características por las cuales podría reconocerse fácilmente al delincuente ¡Qué útil y cómodo descubrimiento para los jueces!” (Quirós, 1955, pp. 30 y 31). 
Durkheim identifica que el delito es un fenómeno normal, porque ocurre en toda sociedad, sin que esta se vea libre de tal acontecimiento, las estadísticas no indican que haya países donde no ocurra el delito, ni localidades, entonces, al ser algo destacado y recurrente, pasa a ser normal en la cultura, es un proceso social que se observa, imita, aprende. Pero lo normal no significa sea bueno, también es normal la muerte, las enfermedades, el desempleo, más no indican ser parámetros de un sociedad en sano desarrollo. A su vez, el lado positivo del delito, es que las personas rectifican su conducta, notan el delito es señalado como malo, y sirve como rector de la conducta; es decir, no hacer tal o cual acto, pues incurre en un delito, que conlleva a una sanción y afectación a la víctima, familiares y sociedad, de ambas partes. 
Por otro lado, al considerar que toda explicación de los fenómenos debe partir de lo social, es el encasillamiento que se ha atribuido a que todas las actividades del ser humano concluyen en lo social, finalmente, la misma actividad mental, es una miscelánea entre lo que ocurre al interior, tomado de lo exterior y manifestado en el mismo exterior. Una esquizofrenia, un trastorno de la personalidad, por grave que sea, concluye en lo social y en las estructuras y organizaciones sociales: Hospitales, iglesias, familia, escuela. 
Apunta Gomezjarra: 
Para el conocimiento de la sociedad se exige datos exteriores a la mente, procedentes de observaciones y experimentos. Para ello Durkheim elabora una serie de reglas para la investigación social, convirtiéndose en uno de los primeros sociólogos preocupaos por los problemas metodológicos. 
Primera regla: para observar hechos sociales hay que eliminar radicalmente los prejuicios. 
Segunda regla: la materia de toda investigación sociológica debe comprender un grupo de fenómenos definidos de antemano por ciertas características externas comunes. 
Tercera regla: el investigador debe considerar los hechos sociales como independientes de sus manifestaciones individuales. (2008, p. 32). 
Involucrado como el método sociológico, donde el investigador debe implicarse directamente con el fenómeno que estudia, aprovechando así su experiencia y conocimientos, para interpretar la situación, pero sin viciarse de su parte no profesional, sino ser objetivo. 
Según Orellana Wiarco, se destacan otras importancias en los postulados de Durkheim:  
  1. La criminalidad es un fenómeno normal, porque deriva de la estructura misma de la sociedad, es un producto cultural. 
  1. La criminalidad como producto normal de toda sociedad, evoluciona y se transforma, en la misma medida que lo hace la propia sociedad. 
  1. El estudio de la criminalidad, solamente se podrá realizar, analizando la cultura que lo ha producido, en un tiempo y espacio determinado. (2007, pp. 170 y 171). 
Por su parte, González Vidaurri y Sánchez Sandoval, aportan: 
  1. La delincuencia es un fenómeno “normal”, no proviene de causas excepcionales, sino de la estructura misma de la cultura a la cual pertenece.  
  1. El delito es un hecho social connatural a toda sociedad sana. 
  1. Dado que la delincuencia es la resultante de las grandes corrientes colectivas de la sociedad, su existencia y sus relaciones con el conjunto de la estructura social presentan un carácter de permanencia. 
  1. El fenómeno criminal debe ser comprendido y analizado no en sí mismo, sino siempre con relación a otro, determinado en el tiempo y en el espacio. Por ello, el método mínimo para su conocimiento es el comparativo. 
  1. La desviación también puede ser portadora de innovaciones sociales; y esto ocurre sólo si permanece como un hecho excepcional respecto al cumplimiento de la norma. Si la desviación refleja una ausencia de normas sociales, el hecho es negativo porque se produce una disgregación social. 
  1. La criminalidad produce un reforzamiento en el sentimiento colectivo de los valores impuestos y generalizados en la sociedad; por lo tanto se puede decir que Durkheim habla por primera vez de la teoría de la prevención general positiva o de la reintegración. 
  1. Durkheim, planteó además el concepto sociológico de anomia como una falla de la estructura social, por la carencia relativa de normas en un grupo o una comunidad. (González Vidaurri y Sánchez Sandoval, 2008, p. 76). 
“El concepto de anomia fue utilizado por Durkheim (...) en 1893 al señalar las consecuencias socialmente críticas producidas por el fenómeno industrial.” (Tieghi, 2004, p. 288). También para: “Explicar las repercusiones sociopatológicas de la división social y humana del trabajo desarrollada rápidamente en el industrialismo temprano”. (Lamnek, 2006, pp. 38 y 39). 

La normalidad en el delito 

Orellana Wiarco, apunta la noción de delito según Durkheim, y la define: “Como toda ofensa a los sentimientos profundamente arraigados y claramente definidos de la conciencia social” (2007, p. 172). 
Tomando en cuenta lo normal de lo anormal, se presenta la siguiente inquietud: A través de los años, desde el ser humano primitivo y salvaje y aún en ciertas regiones del mundo existen las tradiciones consideradas primitivas, es una tendencia que persiste. El planeta Tierra tiene alrededor de 4,500,000 de años (Hawking, 2011, y Sagan, 2004) si consideramos a la humanidad solo después de Cristo, es de 2016, por lo que lo natural y normal en la vida histórica es: El salvajismo; el delito natural, que así lo designaba Garófalo: El robo y homicidio, que se encuentra arraigado en los instintos de la humanidad, por lo que al ser natural, significa está genetizado en el ser humano, por lo tanto, no debería existir el delito por esos hechos... 
Con el tiempo, las modas han venido a modificar la conducta, el aroma natural del cuerpo es hereditario, pero lo actual es usar aromatizantes para ocultarlo o disminuirlo; empero, una persona hoy etiquetada como “mal oliente” es rechazada y excluida. El cabello, pelo y vello, son naturales, pero “la sociedad” contemporánea hoy exige un corte adecuado y presentable, por el contrario, el que no lo hace, es desalineado, rebelde, sucio o descuidado. Así, las tendencias van cambiando y se imponen modificaciones a lo natural.  
Por otro lado: ¿Por qué comer con cubiertos? Si ello no es lo natural histórico, los animales comen con las patas o según su cuerpo, solo con la boca o con las herramientas que la “naturaleza” les ha dado. Se justifican estos cambios mediante la evolución y ¿Mejoramiento de la humanidad? Pero a la par, el empeoramiento de la misma ¿Por qué ir a orinar o defecar a un baño? Si lo natural ha sido igual que los animales, y así, pueden derivarse más ejemplos de lo natural-normal-histórico. 
Entonces, para Durkheim, la normalidad viene del hecho de ser lo usual, recurrente o frecuente. Caso contrario, si no existiese el delito, podría ser anormal, aunque sea una tendencia sociológica, que pretende limitarse solo a explicar los hechos mediante la circunferencia social, tiene una gran parte de natural-biológico con lo ya antes expuesto. 
Apunta Tieghi que:  
Debe tenerse en cuenta que para Durkheim cierto grado de desviación no puede sino ser considerado como expresión normal de la interacción social; en otros términos, la criminalidad, en su cuota tratable, forma parte de la vida comunitaria y es un fenómeno inevitable (2004, p. 289). 
Durkheim incluso da un valor positivo al crimen como un modo de expresión cultural y que caracteriza a dicha, algo que ha sido bien empoderado a través de los años, con la creación de museos, documentales, libros y otros medios didácticos, donde se muestran esas formas criminales que marcaron determinada época o cultura, el crimen se ha convertido en una forma también de destacar a un grupo, no solo humano, sino de animales, cuando se analizan las tácticas y ventajas de ataque entre animales. 
Señala que tener criminalidad es algo saludable, tal vez da un equilibrio entre lo bueno y malo, si no existiese el delito como forma de clasificación más grave en una sociedad, se sancionarían actos insignificantes, posiblemente. Y como se señaló antes, es un controlador y rectificador de la conducta, al negarnos a querer ser señalados, castigados, encarcelados, por ejemplo. 
Evidentemente, a estos postulados, habría contradicciones, la expectativa de normal se vincula con bueno o se anhela así, una sociedad libre de delito es el ideal tal vez para muchos, si alguien aceptará ser la víctima de algún delito para conservar esa normalidad que señalaba Durkheim, sería una conducta suicida o te autoinducción a la lesión y su propio daño. La determinación de esto dependería de lo que la sociedad anhela, si estar libre de mal, crímenes, enfermedades y otras condiciones, en el ideal de que todos funcionen en beneficio de todos, esto es más apegado a lo religioso y amarnos los unos a los otros. 
Podría ser una confusión estadística incluso, ya que todos los hechos a los que la mayoría de las personas huyen o rechazan, se hacen presentes en mayor o menor medida, pocos tal vez afirmaría que desean padecer cáncer, o SIDA, ser participantes en un hecho de tránsito, o que gustarían el avión en el que viajan cayera, entre otros hechos, sin embargo, ocurre, es normal, más no es lo deseado por el grueso de la población. 

Las bases de sus estudios y la causalidad con el delito: El suicidio y la división del trabajo 

Otros de sus estudios, son referentes al suicidio, donde destaca las variables sociales que envuelven a la conducta de los seres humanos, si este fenómeno aumenta o disminuye, es porque hay condiciones que lo conducen así.  
Distingue y explica tres tipos de suicidio, donde para él, este fenómeno, a pesar que surge de lo individual, es un resultado de la sociedad, nuevamente, es esta la que conduce a realizar cierto tipo de acciones.  
a) el egoista (sic) como posible producto de una independencia extrema del individuo en la sociedad. Ante la carencia de integración grupal, el individuo recurre al suicidio para solucionar problemas personales; b) altruista, como producto de una integración extrema del individuo en la sociedad; en sociedades simples (de solidaridad mecánica) como resultado de presiones del grupo que fuerzan a la autodestrucción se da el suicidio para beneficio de otros. (...) c) el fatalista como resultado de una excesiva reglamentación, por lo cual el porvenir queda obstruido. (Marchiori, 2004, p. 67). 
En el primer caso, puede tratarse del individuo aislado, que en el supuesto de ser su conducta un producto de la sociedad, es al que no se le integra en actividades grupales o sociales, sea por cualquier condición que este tenga, se le excluye o por su voluntad se mantiene desadaptado, lo que lleva a interiorizar tanto sus problemas, que se consume así mismo (suicidio). 
Del segundo, el extremo comprometido con ciertos movimientos, que como históricamente se ha visto, los héroes dan la vida por sus ideales. Así, este sujeto internaliza demasiado se creencia y la lleva al extremo, se vuelve un representante social. O por otro lado, al negar tanto la realidad o al ser esta tan fuerte o pesada para el individuo, prefiere autoeliminarse. 
El último caso, la sociedad exige tanto, que no se puede llevar a cabo todo, son los mismos estándares de calidad de vida, que al incumplirse, generan hundimiento y a un ser no adaptado a dichas; por ejemplo: La sociedad contemporánea o de hace no mucho, exige: Matrimonio, hijos, casa, vehículo, reconocimiento, educación, entre otros, al no lograrlo, viene la exclusión o alejamiento. Contrario a ello, se presentan movimientos o tendencias, donde tales exigencias, se desplazan y hay una nueva generación con gustos o ideales de vida distintos y que se imponen; por ejemplo: No casarse joven, decidir no tener hijos, rentar o comprar una vivienda sencilla, el uso de otros medios de transporte, etcétera. 
Del mismo modo, el que determinado delito sobresalga en una sociedad, la cantidad y época del año donde es más recurrente, indica es porque en la dinámica de la sociedad, hay elementos que así lo interactúan, somos el resultado de la sociedad y nuestros actos también.  
Tómese de ejemplo el crimen organizado que se padece hace años en nuestro país, es indicativo de que algo dejo de funcionar y que llevo de tener algo reducido a un aumento considerable, un arraigo y persistencia que ha sido recurrente; es decir, se cultivó, desarrollo y siguió creciendo, tal cual la plantación de una semilla, en tierra adecuada para su proliferación, con los elementos necesarios, en este caso, sencillamente, agua, luz, viento, entre otras, se genera. Lo mismo con este tipo de criminalidad, logró triunfar como movimiento de grupos sociales, se arraigó. 
Apunta Tieghi: 
La cultura moderna occidental en los siglos últimos ha estado inculcando principalmente normas egoístas, competitivas, utilitarias, por oposición a las normas morales e incondicionadas de amor universal (…). Además las ha hecho cada vez más condicionales y relativas, disminuyendo de esta manera progresivamente su valor obligatorio, discrepando y contradiciéndose entre ellas. Ha dado un carácter fundamental principalmente a los valores materiales y sensuales, como la riqueza, el placer, las comodidades, la popularidad, el amor sexual, la fama mundana, que por su naturaleza son escasos y no pueden ser poseídos abundantemente por todos. Como resultado de ello las normas jurídicas inmorales de las diversas personas y grupos se han vuelto cada vez más discrepantes y contradictorias entre sí; aun aquellas que siguen siendo concordantes son prácticamente cada vez menos y violadas con mayor frecuencia. La escasez de los valores materiales ha hecho más intensa la lucha por su posesión menos sometida a otras normas que no sean las de la fuerza bruta (…) han hecho del siglo XX el siglo más sangriento, más cruel, más cargado de odio, turbulento y antagónico de todos los siglos… (2011, p. 33).  
Para Durkheim: “En estas situaciones sociales las metas no pueden ser alcanzadas por los individuos y se produce una falta de integración social y un estado de inadaptación” (Marchiori, 2004, p. 66). 
¿Qué podría estar provocando estas situaciones a las que se refiere? La marginalidad, desigualdad, exclusión, condiciones de vivienda deplorables, situación de urbanismo deficiente, servicios públicos inadecuados, falta de oportunidades de estudio, entre otros, falta de empleo, o características laborales deficientes, bajos sueldos, horarios extenuantes, descuido por la salud, familia, etcétera. Así como la polaridad entre clases sociales. 
Durkheim, “sostiene que la división del trabajo cada vez más compleja, contribuye a la diferenciación social, haciendo a las relaciones sociales tan inestables que la sociedad sólo podría mantenerse unida en virtud de algún mecanismo exterior, tal como el estado” (Marchiori, 2004, p. 66). 
Apunta Lamnek: “Según Durkheim, en semejantes sociedades con una gran diferenciación de funciones, o sea en las sociedades industriales modernas, se verifica un debilitamiento de la conciencia colectiva y una mayor acentuación de las diferencias individuales” (2006, p. 39). 

La anomia  

Apunta Tieghi: “El término anomia significa ausencia de normas, desorganización social, conducta normativamente irregular” (2004, p. 289). En sentido amplio, más allá de definir “anomia” como la falta de normas, hay que profundizar, puede comprender la ausencia de cohesión social, que impide un sano desarrollo y propicia a condiciones contrarias, incluidas el delito. Mejor dicho, la anomia es producto o resultado de esa falta de unión social. 
De acuerdo con Lamnek:  
De este modo el concepto de anomia es presentado como el polo contrario de la solidaridad orgánica. Si faltan las reglas morales de carácter obligatorio, lo que es mucho más probable con una elevada división del trabajo, entonces es más difícil de realizar acción solidaria. Según la concepción hasta ahora desarrollada de anomia, el concepto de falta de normas es el que más se le aproxima (2006, p. 40). 
Puede surgir en determinados momentos y situaciones; por ejemplo: Existe una anomia entre jóvenes y sus padres o la sociedad, cuando hay esa confrontación de que las reglas que dirigen la vida de los adultos no son tolerables por los jóvenes y ocurre el reto, puede ser un momento pasajero o perdurable, lo que lleva luego a la adaptación o a la agresión negativa y destrucción. 
Por otro lado, los grupos que están en contra de un sistema, ideología, política u otra tendencia, desempeñan un papel de luchadores sociales, para bien o mal, logran cambios y movimientos que sacuden al resto de la sociedad y a los gobiernos. Dependiendo sobre qué sea su lucha, la misma sociedad será la que evalué si la confrontación ha sido correcta o perjudicó más. 
Retomando un concepto de Criminología, elaborado por Winslow y Zhang, de: “La Criminología incluye el estudio de la justicia criminal, en el supuesto de que esta determina el crimen, y en otros casos, puede producirlo” (2008, p. 2). 
Al respecto anterior, Tieghi reflexiona: “Es evidente que Durkheim se valió de este término para conceptuar el estado de desorganización social por el desmoronamiento del régimen jurídico, con referencia a las pautas de conducta vigentes dentro de una sociedad dada” (2004, p. 289). 
Con lo indicado anteriormente por estos autores, da claridad al respecto, quién establece las normas sociales es la sociedad, evidentemente, pero quién las judicializa es el Derecho con apoyo de la Sociología Jurídica. Se crean nuevos regímenes a los que la sociedad debe adaptarse, ya sea porque esta los impone o porque los legisladores lo establecen, para ambos casos, hay quiénes no desean dichos cambios, y se crea en ellos una desadaptación. 
Así por ejemplo, el robar como estilo de vida, es eso, un modo adoptado ante diversas situaciones, el criminal podrá argumentar, ha sido la sociedad y el gobierno quiénes lo llevaron a ello; es decir, una contraculpabilidad, el Derecho Penal lo señala como ofensor de la sociedad, pero este culpa a los antes señalados por no haberle dado lo necesario para desarrollarse, en parte podría ser válido o no... 
Reflexionan González Vidaurri y Sánchez Sandoval: 
Una situación de anomia es probable en una colectividad social, cuando existen particularidades que obstaculizan la duración y la estabilidad de las relaciones sociales. Esas circunstancias producen desintegración social, es decir el debilitamiento del soporte efectivo, que el grupo pudiera otorgar a sus integrantes y eso obliga al aislamiento de alguno de ellos (2008, p. 77).  
Junto con el progreso de las sociedades, vienen cambios, nuevas expectativas, estilos de vida, gustos, tendencias, modas, hábitos, gastos, requerimientos sociales, que al no lograrse, crean frustración y malestar. La sociedad de no hace mucho, todavía exigía casarse, tener hijos, trabajar y repetir el ciclo, quiénes no lo lograban eran señalados por el resto, actualmente, al ser un grupo considerable el que no sigue estos estándares, la tendencia se vuelva a su favor, en la actualidad, el casarse joven y tener hijos es no del todo bien visto. Todo ello genera nuevas adaptaciones y otras desadaptaciones. 
Continúa Lamnek: 
La anomia es, por lo tanto, un estado social que está caracterizado por un debilitamiento general de la conciencia colectiva, en el que se vuelve poco claros los fines del accionar. En esta forma ampliada la anomia es el fracaso o la falta de un sistema de convicciones morales arraigadas colectivamente (2006, p. 40). 
Tieghi advierte: 
Con relación a los tiempos que corren, que: “las actuales circunstancias psicosociales y socioeconómicas, el ritmo acelerado de vida y la imposición neurótica de inalcanzables niveles de aspiración (...), en una sociedad de bruscas transiciones, obediente a un patrón económico y ajena a los valores morales, acentúan todavía la disociabilidad, la labilidad y la inconsciencia de la conciencia. La causa de diversos conflictos a los que la ley permanece ajena se encuentra en la dinámica misma de la civilización en que vivimos...” (2004, p. 289).   

Política Criminal basada en Durkheim 

Tomando en referencia los análisis de Durkheim como causantes de la criminalidad, las condiciones sociales, podrían reforzarse algunas áreas para llevar a cabo una labor preventiva, a saber: 

El trabajo e igualdad  

Existen tres formas anormales de división del trabajo y entre ellas da importancia a la división forzada del trabajo en donde la división de las ocupaciones no es análoga a la distribución de los talentos. Y en relación a estas formas anormales es que introduce el concepto de “anomia” llamando anómica a la condición anormal predominante para todos los casos. Esta condición anómica implica una falta de integración o adaptación mutua de funciones, a causa de la crisis industrial, a los conflictos entre el trabajo y capital, a la creciente especialización de las ciencias (Marchiori, 2004, p. 66).  
Lo anterior, aplicado al contexto actual, no requiere de mucho conocimiento teórico científico, las descripciones populares dan bastante al respecto de las condiciones laborales. Háganse entrevistas informales a cualquier persona en la calle o en algún comercio, se obtienen datos de terror. 
Se plantea para iniciar la siguiente situación: Un empleado que labora en el área de limpieza, se le excluye, pues el público o los empleados de mayor nivel, no deben estar en contacto con el empleado sucio, el perfil de contratación, suele ser con primaria o secundaria terminada, a veces no importa si sabe leer o escribir, esta ausencia de habilidades resulta mejor para el empleador, se da una labor de entre ocho a diez horas o más, donde debe estar a cargo de la imagen de la institución o empresa, pues de ello depende cuán atractiva luzca. Su salario, suele ser de los más bajos, si no es que el más bajo dentro de los empleos más comunes, su labor: Mucha. 
En otro contexto, se encuentran los egresados de alguna carrera profesional, anteriormente la ilusión o expectativa era que al estudiar se tendría garantizado el futuro y éxito laboral, esto no ocurre más (Robinson, s.f.), ante las oportunidades tan polarizadas, donde un escándalo en medios de comunicación lleva a la fama y riqueza a determinadas personas, donde se empodera y admira más a un narcotraficante, o a un cantante, actor. También se tienen personajes que lograron la fortuna por medio de su esfuerzo e ideas, más no son tomados del todo de guía, en el supuesto anterior, el objetivo es ser importante a través de cualquier medio. 
Retomando el tema sobre el empleo, resulta intrigante abrir un periódico, revisar por internet o ver convocatorias de ocupación para determinado puesto donde se requiere nivel de técnico o licenciatura, ante el contaste con el salario miserable, denigrante y una serie de funciones que despersonalizan al sujeto de su vida en todos los aspectos, este deja de existir, su única existencia es para la empresa. 
La solución a esto, vendría a ser una adecuada proporcionalidad entre los horarios, funciones, ingresos y prestaciones. Hace poco surgió una reforma laboral de lo más denigrante, donde el empleador ya no estaba obligado a proporcionar base laboral, servicio médico, ni otras prestaciones, como de ahorro, vivienda, seguro, etcétera, se dejo a la desprotección a todo trabajador que se desempeña por “horas”, donde en ocasiones ni existe contrato de prestación de servicios que garantice legalmente su seguridad laboral, donde aparentemente se paga un poco más que al resto, y de ahí deben cubrirse los requerimientos que el prestador lleve a cabo. 
Por otro lado, ya no hay compromiso entre las empresas y el empleado, se da un período de prueba en algunos lugares, sin garantizar permanencia, claro es, las empresas se protegen también, pero ha desembocado en un abuso por los empleadores. Donde el empleado debe mendigar su sueldo, más que merecerlo, rolar turnos, estar horas extras, a veces ni pagadas, sacrificar a la familia, días de descanso, alimento, entre otras, para poder ser digno de unas vacaciones, seguro social, prima vacacional, otras prestaciones. O ante la amenaza constante de una no posible renovación de contrato. 
Las funciones de los empleados son en ocasiones extenuantes, horas enteras de pie o en movilidad, al temor de ser regañado por periodos de descanso cortos, etcétera. Se buscan personas que hagan funciones de máquina, sin pensar, sino operar, donde el único pensamiento deseado es la fidelidad a la empresa y la rendición al cliente o al patrón. 
Leyes que promuevan y rijan mejores condiciones, pero sobretodo, que vigilen se lleven a cabo, el contexto jurídico y político parece estar en contra del trabajador, empoderando solamente al gran empresario. 
Por otro lado, cabe el estudio de la instalación de empresas extranjeras que vienen a dar lo que el régimen político no es capaz de dar, discursos de que México es un país con las condiciones óptimas para el desarrollo de estas grandes empresas, es válido, pero lo intolerable es que el empleo vengan a darlo extranjeros porque los nacionales no lo facilitan y la política nacional no fomenta el nacimiento y desarrollo de las empresas. Cabe cuestionarse: ¿Qué ocurriría si no existiesen en México u otros países las siguientes compañías: Wal Mart, Sam’s, Costco, HEB, Burger King, Mc Donald’s, entre tantas, o las automotrices? ¿Qué empresa mexicana sustituiría a las anteriores? 
Resultaría una utopía el ideal laboral o las condiciones óptimas de empleo, pero es lo que algunas legislaciones señalan en su marco: Gestionar y promover condiciones de trabajo adecuadas para los empleados, salarios dignos y proporcionales, descanso, horario limitado a la capacidad humana mental y físicamente, que fomente la salud y el bienestar mental del empleado, donde además, obtenga prestigio y reconocimiento social y familiar, que contribuye a la economía empresarial, local y nacional, y a su persona y familiar. Que las características del empleo, le permitan además tener tiempo para si, su familia y descanso adecuado, que lo anterior no sea visto como falto de compromiso a la institución, sino como conciencia de ambas partes: Empresa-empleado. Con además condiciones de crecimiento, superación, aprendizaje y no estancamiento. 
La falta de unidad laboral y equidad, llevan al colapso, “según Durkheim, debido a que la división del trabajo no produce contactos lo bastantes eficaces entre sus miembros, ni regulaciones adecuadas de las relaciones sociales” (Marchiori, 2004, pp. 66 y 67). 

Solidaridad  

Reitera Quiroz Cuarón: “Emilio Durkheim, que investiga en el medio social las causas de la criminalidad, insistiendo en el grado de integración al grupo como elemento importante del comportamiento criminal” (Quiroz Cuarón, 2003, pp. 66 y 67). 
Una sociedad unida y bien regulada hace disminuir tanto la corriente egoísta, como la anomía, los suicidios provocados por una situación de anomía son consecuencias del fracaso de los frenos sociales. La actividad humana, por naturaleza, aspira llegar más allá de los límites asignables y se pone metas inalcanzables (Marchiori, 2004, pp. 67 y 68). 
Los socialmente aceptado y esperado es que un individuo se planteé metas en su vida, a corto, mediano y largo plazo, proyectando una metodología para alcanzar esos ideales, así como las formas y medios, que se esperan seas lícitos, a muy largo plazo y con muchas dificultades, sin duda, ante las condiciones sociales contemporáneas donde lograr lo mínimo se debe a dar el máximo, el sujeto podrá optar por medios ilícitos, que le implicarán mucho menos tiempo; sobretodo, en un ambiente viciado donde el que logra el éxito es envidiado y se le procura hundirle o dificultarle tal mérito.  
En consecuencia, si prefiere destinarse al medio ilícito, se desvía de lo socialmente esperado y considerado como bueno o sano (si es que aún persistiera que lo lícito es así). De ese modo llegará a sus metas en un corto plazo, igual con dificultad y riesgo, pero satisfactoriamente más rápido; por ejemplo: La adquisición de una vivienda, actualmente, los créditos hipotecarios van de entre cinco a 20 años, no hace mucho incluso a 30; es decir, si el individuo activo laboralmente, se quiere hacer de una vivienda, 20 años después será propia, esto si la estabilidad laboral y económica se le mantienen como constante. 
Un gobierno y sociedad, criminalizan a sus habitantes, al bloquearles las metas. Una conciencia colectiva, donde se retome la unión y no la individualidad, llevará a lograr las metas de manera más eficaz y sana, sin agobios, frustraciones, sacrificios de salud, físicas, de familia. Leyes que fomenten y ejecuten el respeto y crecimiento del individuo, mayor unidad entre nosotros, apoyo mutuo y no voracidad por hacerse de más cosas o tomar ventajas o superioridad sobre otros. 
En cambio, una sociedad estable, presenta otro matiz. En ella, los objetivos precisos ayudan al individuo a respetar la autoridad colectiva; las metas económicas son más claramente definidas y están al alcance de las aspiraciones del individuo. Esto implica una conformación del hombre con su medio social y una estimulación moderada a mejorarla (Marchiori, 2004, p. 67). 
Al mismo tenor de ideas, Durkheim: 
Distingue así dos tipos de unidad en la sociedad; la solidaridad mecánica, por un lado, característica de las sociedades más sencillas, no diferenciadas en las que existe una ola conciencia colectiva basada en la igualdad, intereses y sentimientos comunes y por otro lado, la solidaridad orgánica (intereses y sentimientos) propia de las sociedades más complejas, consecuencia de la índole complementaria de las relaciones entre las personas debido a la extensa división del trabajo, basada en la especialización de las funciones y de las diferencias resultantes entre los individuos. Es decir, que a mayor división del trabajo, menor conciencia colectiva y mayores diferencias individuales (Marchiori, 2004, p. 68). 
Toda la sociedad, a través de todas sus instituciones y dependencias sociales, puede lograr las metas colectivas. Para Durkheim “la religiosidad es de lo más importante y es factor que influye en la cohesión social” (Orellana Wiarco, 2007, p. 173). Así es a lo que invita la religión, a la unión y amor (sin extremos y manteniendo un equilibrio objetivo). La escuela es otra institución donde se enseña a los individuos el respeto a los seres iguales, animales, plantas, responsabilidades y normas para con los padres, otras figuras de respeto y entre ellos. 
Sobre el castigo, que aquí será “preferiblemente” mejor llamado como tratamiento, Durkheim opinaba que si el crimen es una enfermedad, vista así desde el punto individual o clínico, entonces el remedio debería ser el tratamiento (o castigo), misma premisa aplicada hoy día, donde se habla de un tratamiento penitenciario en vaivén al castigo; es decir, proporcionalidades entre el dolor de la privación (tal cual hospitalización donde se prohíbe su salida -a menos los familiares lo exijan, pero no lo mismo en la cárcel-), pero con la esperanza de recibir una serie de procedimientos que lo aliviarán...  
Aunque ya pasa de 100 años los postulados de Durkheim, se les puede encontrar impresos en la normatividad internacional, a través de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, recomienda:  
Deberá prestarse especial atención a las políticas de prevención que favorezcan la socialización e integración eficaces de todos los niños y jóvenes, en particular por conducto de la familia, la comunidad, los grupos de jóvenes que se encuentran en condiciones similares, la escuela, la formación profesional y el medio laboral, así como mediante la acción de organizaciones voluntarias. Se deberá respetar debidamente el desarrollo personal de los niños y jóvenes y aceptarlos, en pie de igualdad, como copartícipes en los procesos de socialización e integración (2007, pp. 80 y 81). 

Referencias bibliográficas 

  • Gomezjarra, F.A. (2008). Sociología (41ª edición). México: Editorial Porrúa. 
  • González Vidaurri, A. y Sánchez Sandoval, A. (2008). Criminología (2ª edición). México: Editorial Porrúa. 
  • Hawking, S. (2011). El universo en una cáscara de nuez. España: Drakontos bolsillo. 
  • Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2007). Recopilación de reglas y normas de las Naciones Unidas en la esfera de la prevención del delito y la justicia pena. EUA: Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. 
  • Orellana Wiarco, O.A. (2007). Manual de Criminología (11ª edición). México: Editorial Porrúa. 
  • Lamnek, S. (2006). Teorías de la criminalidad (6ª edición). México: Siglo XXI editores. 
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