Posted: 29 Jan 2014
El lenguaje jurídico es en general preciso, pero no se salva de las excepciones y esta sería una de ellas. La conocida como prueba “pericial caligráfica”, no trata jamás sobre lo que etimológicamente indica la palabracaligrafía (escritura bella), generalmente se refiere a la identificación de escrituras y, preferentemente, de firmas.
Visto así, quizás fuera más correcto hablar de pericia grafotécnica (nunca grafológica aunque este término se haya puesto de moda últimamente), puesto que la grafología es el estudio de la personalidad a través de la escritura y esto no compete al grafotécnico, pero tampoco sería la denominación correcta cuando en la prueba se solicita, por ejemplo, la identificación de una máquina de escribir, deuna impresora, de la correcta datación de un escrito, o simplemente trata de elementos que,formando parte del documento problema, nada tienen que ver con la escritura manual.
Por otra parte, imaginemos que ante la duda surgida respecto a un documento firmado, una de las partes propone la prueba con el fin de determinar si la firma es o no auténtica. En el caso de que se resuelva el problema en sentido positivo, ¿debemos concluir que el documento también lo es?, la casuística demostrará que en muchas ocasiones no es así, por tanto, la prueba “pericial caligráfica”,¿nos ha servido de algo? la respuesta es afirmativa, pero su alcance ha sido insuficiente para descubrir la verdad, cuando no para dar cobertura “técnica” a una manipulación realizada con el fin de hacer pasar por válido un documento que no lo es.
No podemos pasar por alto que si la firma es auténtica y el documento falso, el fantasma del dolo planea sobre el procedimiento y el pleito toma caminos no previstos que pueden conducir a un destino al que nunca llevará la simple imputación de autenticidad de firma, elemento importante en cualquier documento, pero no único, puesto que similar valor probatorio pueden tener la fecha atestada, real o no, el hecho de que el documento estuviera o no impreso en el momento de su estampación, los posibles agregados o ablaciones posteriores a su primera impresión o firma, etc.
Todo ello nos lleva a concluir que lo único realmente útil para el esclarecimiento de la verdad es el estudio integral del documento y puesto que de ello se ocupa la documentoscopía, la prueba a practicar debería ser siempre la “pericial documentoscópica”.
Cierto es que la preparación técnica precisa para realizar análisis al nivel indicado no está al alcance de todos los llamados “peritos calígrafos” y eso es algo que, con independencia del nivel formativo que cada profesionalhaya alcanzado, los Tribunales deberían estar en condiciones de poder calibrar.
La legislación vigente no prevé los problemas expuestos ni exige un determinado nivel de conocimientos a los peritos intervinientes, pero eso no debe cegar la razón del perito creyendo que por el hecho de haber sido designado por el Juzgado, puede y debe resolver el problema planteado, en estos casos la prudencia es la mejor consejera; de un informe pericial incorrecto o incompleto se pueden derivar graves perjuicios para el patrimonio o el honor de la persona juzgada, incluso su libertad.
El perito debe ser consciente de sus limitaciones con independencia del diploma que reconoce sus méritos, básicamente porque si hierra en su juicio, no puede echar la culpa al diploma, y si la cuestión sobre la que debe dictaminar supera sus conocimientos, tampoco el diploma le va a sacar del apuro. Solo una formación continua le hará ver las posibilidades realesy actualesque el documento ofrece y en cuales de ellas no se encuentra suficientemente preparado, por lo que deberá recurrir a otros profesionales que si lo estén.
El avance que están teniendo las distintas técnicas empleadas en documentoscopía, obliga a los expertos a un permanente reciclado, puesto que un problema que hoy no tiene solución, puede encontrarla mañana.
Cierto que la criminología nada tiene que ver, o muy poco, con la criminalística, pero no lo es menos que muchos profesionales de la primera muestran su interés por la segunda, e incluso hacen de ella su modo de vida.
Una de las ramas de la criminalística se dedica al estudio e investigación de todo lo relacionado con la autenticidad/falsedad de documentos, determinación de autoría, su correcta datación, la identificación del sistema con que han sido impresos, las medidas de seguridad que buscan hacerlos inviolables, etc.
En la trinchera contraria se sitúan quienes, con fines poco confesables, intentan y en muchos casos consiguen, burlar los conocimientos y causar un daño a otras personas, generalmente en su propio beneficio.
En esta serie de artículos nos proponemos dar unas sencillas pinceladas sobre los distintos temas a los que puede enfrentarse un experto en documentos, por si con ellas conseguimos despertar el interés de quienes no conocen la especialidad, o contribuir a la formación de quienes se dedican a ella.
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