quinta-feira, 11 de abril de 2013

Abordando el "legado" de la corrupción


Somos naturaleza. Poner al dinero
como bien supremo nos conduce a la catástrofe”
José Luis Sampedro
Desde que el dinero apareció  en las civilizaciones, este ha sido el motor de todo, y como bien decía José Luis Sampedro, poner al dinero como la única aspiración es un peligro en el que nuestra sociedad se está viendo envuelta y que supone básicamente, una pérdida de otros valores que debieran ser esenciales pero que poco a poco hemos ido dejando en un segundo plano, hablo de dignidad, justicia, solidaridad y quizá algo obvio pero que estamos olvidando: “humanidad”
Sé muy bien que el “amor “ por el dinero siempre ha estado ahí y no hay nada más que acordarse de Quevedo y su “Poderoso caballero es don Dinero”: “Madre, yo al oro me humillo, él es mi amante y mi amado pues de puro enamorado, anda continuo amarillo…Leer esta poesía nos evoca una sonrisa, quizá para olvidar que esta triste realidad hoy en día es tan habitual, que casi hemos perdido la facultad de sorprendernos.Solo oímos casos de corrupción a nuestro alrededor, ya  sea en pequeña o gran escala, pero tal parece que todo el que ha tenido oportunidad de apropiarse, o “amasar” dinero de forma ilegal, lo ha hecho.

Lo que más me sorprende es que la mayoría son gente que por parentesco o cargo de por sí, ya disfrutan de una posición económica privilegiada, yo diría que muchos de ellos adinerada, por eso no puedo entender la esencia del ser humano de querer más y más, y nunca estar satisfechos con su de por sí, gran suerte.
¿Qué grado de avaricia puede llevar a una persona que lo tiene todo o casi todo, a querer más? Quizá no es avaricia sino el hecho de creer que están por encima de todos los demás, por encima del bien y del mal. O puede ser que se crean más listos. Lo cierto es que me resulta indignante, ver estos casos en los medios de comunicación, podría llegar a entender que alguien que no tiene nada o poco, quiera algo pero ¿y todas estas persona que lo tienen todo y quieren más?Como decía mi abuela, “la avaricia rompe el saco”. Yo no estoy segura si este “saco” se llega a romper o tan solo se desinfla. Me explico, estos delitos llamados de “guante blanco” empiezan a llegar a los juzgados, sin embargo, no veo claro si un día se dilucidará si son o no culpables  y si fuera el caso, serán castigados.Tal parece que todos los operadores jurídicos se vuelven inusitadamente lentos, tan lentos que el horizonte del castigo al culpable, se torna lejano y casi imperceptible.
Estos casos suelen asociarse con el término, delitos de “guante blanco” porque se supone que son delitos que se cometen sin "marcharse las manos", sin violencia, sin intimidación….Realmente no se manchan las manos físicamente, pero moralmente el reproche de estos delitos es tan grave como cualquier otro, porque aunque los delincuentes piensan que no hay víctimas, la realidad es que hay muchas, todos nosotros que de forma directa e indirecta sufrimos la crisis y sostenemos el estado con nuestro dinero. Son delincuentes con un plus de peligrosidad, porque además de pensar que no son criminales, creen que son más listos que los demás y como no son conscientes de haber causado un daño a todos los ciudadanos, no se arrepienten.
Por eso ¿son reinsertables en la sociedad?
Respecto de esto, primero he de decir que no creo que alguien que pone en peligro su posición, cargo o  status por la avaricia de querer más, pueda contener estos instintos, al contrario como además no suelen ser conscientes del daño que causan, estoy segura que si tienen otra oportunidad, volverían a delinquir como decía Quevedo guiados por don Dinero.
Por otro lado, sus instintos pueden verse contenidos un poco, quizá,  ya que si llegado el caso, son declarados culpables, saldarán su teórica “deuda” con el estado, por vulnerar la norma pero al final saben que saldrán y el dinero les estará esperando.
Desde el momento que todos somos víctimas, en mayor o menor medida de esta clase de delincuentes y estos delitos, la Justicia Restaurativa debería aplicarse también sin excepción. Como no se responsabilizan y niegan el delito, un encuentro restaurativo cara a cara,  no sería productivo ( aunque viendo la situación actual, reunir cara a cara a uno de estos imputados con algún afectado por la crisis ( desempleado, desahuciado…) sería interesante sino para concienciar al infractor al menos para que alguna de las víctimas de la crisis, se sienta aliviada y escuchada). Sin embargo, no por ello, la justicia penal debe alejarse de un enfoque restaurador, y la condena de estos señores si se llega a dar, no debería limitarse a unos años en prisión, sino que la sanción fundamental debiera ser devolver lo robado y un plus para reparar o mitigar el daño moral que nos causan.
Para muchos de estos delincuentes, resulta barato y fácil cometer estos delitos ya que valoran en su mente la posible estancia de unos años en prisión frente al dinero que disfrutaran cuando salgan, y ante esta disyuntiva, gana el saber que a pesar de todo, no se desprenderán de su “preciado tesoro: el dinero”. Sin duda la devolución de lo robado y un plus, entendido como reparación del daño es importante y lo justo.
No obstante, lo que no me parece justo es la pena de prisión ¿por qué? Como he dicho, a muchos les puede resultar teóricamente “fácil” afrontar unos años en la cárcel, ya que estarán privados de libertad pero en poco tiempo y dado que son considerados como no peligrosos, pronto gozaran de beneficios penitenciarios y otros privilegios, por ser quién son que nadie va a poner en duda ahora. Se van a limitar de forma pasiva, a cumplir los años estipulados, sin ver la realidad social y el por qué sus actos dañan moralmente a los ciudadanos. Por eso, abogo por un castigo activo que haga ver que no son superiores, ni más listos que el resto de la población y que les haga bajar de su “pedestal” a la realidad.
Para mí, lo importante sería una sanción penal como trabajos en beneficio de la comunidad, algo que suponga una prestación activa del infractor en favor de la sociedad y en especial de los más desfavorecidos. ¿Se concienciaran? ¿Se darán cuenta que en verdad, si cometieron un delito? Probablemente no, pero al menos habremos intentado inculcarles valores que perdieron y evitaremos tener la sensación de que estos señores se “ríen” de todos, del estado, e incluso de la Justicia.  Me parece importante que se les diga que toda acción tiene sus consecuencias, por mucho que ellos quieran ver solo más habilidad o  más inteligencia que el resto.
También me preocupa el mundo en el que nos movemos, donde lo único que parece importar es conseguir dinero fácil y rápido, donde se mira raro y se cuestiona irónicamente a aquellos que  trabajan por unos ideales y que creen en lo que hacen, más allá de los ingresos que consigan. No puede ser un mundo al revés, donde lo normal sea visto como raro y los comportamientos avariciosos sean premiados y alabados. Si queremos evitar la catástrofe de la que tan sabiamente hablaba Sampedro, el dinero debe dejar de ser la única aspiración de nuestras vidas.

Criminología y JusticiaPosted: 10 Apr 2013

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