Me propongo escribir estas líneas a raíz de los comentarios que me han hecho mis compañeros Nahikari Sánchez y Pedro Torrente después de participar y asistir al II Encuentro de Representantes de Estudiantes de Criminología en Barcelona durante estos días organizado por la Sociedad Interuniversitaria de Estudiantes de Criminología (SIEC). Estos comentarios han hecho que reflexione sobre los cambios que hemos sufrido en Criminología en España desde la finales de los 90 hasta la actualidad en los que el movimiento de estudiantes ha sido importantes.
En España hemos pasado de un mapa académico de la Criminología en el que lo único que existían eran títulos propios, auténticos feudos generadores de ingresos de muchas universidades, en los que podían cobrar lo que quisieran y también impartir el contenido que tuvieran a bien. Incluso existían títulos que no pertenecían a ninguna universidad y que se vendían como oficiales, en definitiva, un desastre académico al que había que poner fin. Aunque actualmente queda alguna universidad que sigue vendiendo títulos propios, hecho que habría que denunciar, porque ya han pasado unos cuantos años desde que la Criminología en España es oficial y no se permite que existan títulos propios (no oficiales) con el mismo contenido que los oficiales.
Este desastre académico, en el que los criminólogos pedían una titulación oficial de Criminología, para que, por fin se reconocieran los estudios de Criminología y así, poder iniciar una carrera como criminólogos, hicieron que aparecieran los primeros movimientos estudiantiles. Por ejemplo, los estudiantes de la Universidad de Valencia iniciaron una serie de movilizaciones, ya en 1996, que tuvieron gran repercusión y que, de una forma u otra, provocaron que desde Barcelona se convocara la I Reunión de Estudiantes de Criminología desde la asociación que se creaba en esta ciudad, ya estábamos en el año 1998 y, por cierto, tuvo un gran éxito de participación, allí se dieron cita gran parte de representantes de universidades en las que se impartía el título propio y se llegaron a acuerdos muy interesantes que verían su aplicación en una reunión posterior.
De esta primera reunión salió la idea de crear nuevas asociaciones de estudiantes, en concreto una de ellas fue la Asociación de Estudiantes de Criminología de Salamanca (AECSA), desde la que se harían cargo de organizar la II Reunión de Estudiantes de Criminología en Salamanca en 1999. A este segundo encuentro también acudieron representantes de casi todas las universidades en las que se impartían título propios y se acordaron, entre otras, las siguientes cuestiones: solicitar, junto a la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España (FACE), la creación de una Licenciatura completa de Criminología, exigir a todos los títulos propios que se ajustasen al formato y contenido de una diplomatura, sobre todo en cuanto al número de horas lectivas, cosa que sí hizo la Universidad de Oviedo por la presión de los estudiantes y del manifiesto de esta reunión y que después sirvió para que pudieran acceder a la Licenciatura de Segundo Ciclo que se creó en 2003.
Estos son pequeños ejemplos de que el movimiento estudiantil hace que se cambie lo establecido y que se avance en el reconocimiento de la Criminología. En este momento estamos en un proceso en el que la Licenciatura de Segundo Ciclo evolucionó a títulos de grado, no sin problemas, pero se consiguió; pero el gran problema es que no hemos evolucionado en el ámbito aplicado a la misma velocidad. Uno de los problemas que lo pueden explicar es la escasez de doctores que tenemos en Criminología, otro es la escasez de programas de doctorado específicos por la inexistencia de un área de conocimiento y el último es el inmovilismo de las asociaciones profesionales.
El primer problema parece ser que se está arreglando con doctores que tienen que hacer su Tesis Doctoral en departamentos que no son de Criminología, pero en los que sí se investiga en Criminología, con lo que sí son doctores en Criminología aunque su título no lo refleje. El segundo problema se solucionará con la creación de un área de conocimiento específica en las universidades españolas, para ello diferentes asociaciones de profesionales y sociedades científicas están luchando, esperemos que dé sus frutos muy pronto, porque, de lo contrario seguiremos igual y no habremos avanzado gran cosa desde 2003.
Y, por último, en cuanto al tercer problema, que es el inmovilismo de las diferentes asociaciones profesionales, se resolverá cuando los estudiantes, graduados y licenciados realmente se impliquen en el día a día de las asociaciones. Por todos estos motivos, desde aquí, creo que es altamente positivo el movimiento estudiantil actual y que dará sus frutos como lo hizo el que se inició en 1996 hasta la consecución de la Licenciatura de Segundo Ciclo y posterior Título de Grado. Por tanto, espero y deseo que los estudiantes actuales vengáis con fuerzas renovadas para la lucha por el futuro profesional de la Criminología en España, un futuro apasionante, pero en el que no debemos olvidar que será importantísimo el trabajo de calidad basado en investigación de calidad. Aquí están los dos pilares que nos harán aportar soluciones en el problema de la delincuencia que se tengan en cuenta y que generen puestos de trabajo para los futuros graduados.
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