Cuando era estudiante de Criminología cometí varios errores por desconocimiento o por negligencia, que me pesan a día de hoy, y que me encantaría subsanar si pudiera volver atrás en el tiempo.
Como ya es un poco tarde para quejarse y toca mirar hacia adelante, he decidido escribir este decálogo para los actuales estudiantes, con el fin de advertirles para que no repitan los mismos errores que yo considero que cometí.
La situación de la Criminología en España en los últimos diez años apenas ha cambiado, a excepción de algunos logros como la creación del primer Colegio Profesional en la Comunidad Valenciana.
Si bien hay muchas asociaciones y muchos criminólogos que se esfuerzan por sacar adelante esta disciplina, los resultados no son proporcionales a ese esfuerzo, y a grandes rasgos la escena criminológica española sigue caracterizándose por una falta de actividad y coordinación entre sus miembros.
Como ejemplo de ello me gustaría comentar una experiencia personal que tuve hace cosa de un mes, tras la publicación de una opinión en una página de Facebook. A raiz de mi comentario, contactó conmigo una persona que decía haber estudiado Criminología hace años y estar totalmente perdida... Pero fijaos si estaba perdida que se limitó a dejarme su dirección de e-mail y decirme que la escribiera para que “nos avisáramos si salía algo”. La cara que se me quedó no se puede describir: ¿de verdad esa persona creía que iba 'a salir algo' sin hacer nada? Imagino que se refería a una oferta para trabajar como criminólogo. ¿De verdad es posible estar tan desconectado como para desconocer la realidad actual?
Esa persona vino a confirmar mis sospechas: hay gente que sale de la universidad con un título de Criminología y se echa a perder. No mantienen contacto con ningún otro criminólogo (ni siquiera compañeros de estudios), no saben que existen asociaciones ni participan en ellas, no conocen la cruda realidad en cuanto a salidas laborales y encima esperan que les vayan a llover las ofertas de trabajo sin más esfuerzo que pedirle a un desconocido -la servidora- que les informe por e-mail sobre ellas.
Como espero no tener que cruzarme más con esos criminólogos perdidos porque me desespera ver ese nivel de inmovilidad a estas alturas, aquí va el decálogo del estudiante de Criminología, que incluso se puede usar una vez egresado de la universidad.
1. Romper la 'brecha generacional':
Los estudios oficiales de Criminología se pueden considerar relativamente nuevos porque se inician en 2004, pero en general, los estudios de Criminología en nuestro país no son tan nuevos como algunos se empeñan en hacernos creer: ya había un magister de cuatro años de Criminología en la Universidad Complutense en los años 70, y no es el único ejemplo.
Hay, por lo tanto, muchos criminólogos anteriores a las nuevas generaciones, que hemos tenido la suerte de encontrarnos con una titulación oficial (licenciatura o grado) ya implantada.
Conviene ser abierto de mente e intentar conocer los esfuerzos que esas generaciones anteriores vienen haciendo por sacar adelante la Criminología.
Tuve la suerte de conocer a algunos de esos criminólogos durante mis estudios, por lo que he podido preguntarles cosas y averiguar más sobre el pasado de la Criminología. Quizá la frase 'conocer el pasado para construir el futuro' os anime a no conformaros con conocer sólo a criminólogos de vuestro mismo grupo de edad.
¿Cuál fue mi error? No mantener el contacto con todos ellos al salir de la universidad. Aunque poco a poco he ido recuperándolos, no recomiendo olvidarse de aquellas personas que tienen mucha más experiencia que nosotros, o que han vivido muchos más años luchando por la Criminología.
2. Hacer las preguntas a tiempo:
Por motivos varios, tuve que estudiar los cinco años de licenciatura en tres universidades diferentes, lo cual hizo que cambiara de compañeros y profesores con más frecuencia de la que me hubiese gustado.
En mi caso, solía ser bastante activa en clase y comentar con los profesores dudas referentes al estado de la Criminología en nuestro país siempre que me era posible, pero aún así, cometí un error garrafal: redacté una carta que incluía una serie de preguntas para exponérselas al que ha sido uno de mis mentores más interesantes, pero nunca me reuní con él porque tenía que pedirle cita a la secretaria y me dio pereza; este es uno de los peores enemigos del criminólogo egresado.
Han pasado seis años desde que redacté el escrito y me arrepiendo muchísimo de no haber intentado obtener respuesta a mis inquietudes... porque las sigo teniendo:
Hola,Me gustaría preguntarle acerca de por qué no hay Asociaciones de Criminólogos que funcionen en Madrid.Encontré una asociación en Madrid que dependía de la FACE, pero cuando mandé un e-mail ni siquiera contestaron.Unas compañeras de clase, vieron que en la facultad de Derecho de la Complutense estaba el Instituto de Criminología, pero cuando le preguntaron a la señora de información les dijo que eso no existe, que el cartel con el listado de departamentos está desfasado.Cuando estudié en el CEU la diplomatura de Criminología, juraron y perjuraron que montarían el primer Instituto de Criminología de Madrid, pero lógicamente no lo han hecho.Otra compañera de clase, llamó a un despacho de Detectives privados en el que se supone que había muchos criminólogos y que iban a montar una asociación, pero cuando les dijo que se iba a licenciar este año, la chica que le atendía la llamada cambió el tono inmediatamente y le dijo que eso no les interesaba y que no les hacían falta licenciados...¿Qué cree usted que pasa en Madrid para que haya tanta escasez y vayamos con tanto retraso?Yo entiendo que seamos pocos licenciados todavía, pero hay una especie de "negativa" a la hora de hacer cualquier intento por promover la disciplina.Recientemente he visto que incluso en Oviedo están en marcha con un plan para la creación de un Colegio de Criminólogos, pero no hay forma de encontrar nada de esto en Madrid, ni siquiera simples asociaciones.No se muy bien cómo funcionan estas cosas (me imagino que hay que hacer papeleo con el Ministerio de Educación, Cultura o vaya usted a saber), pero me gustaría saber si desde el Departamento de Criminología se han planteado alguna vez llevar a cabo una iniciativa de este tipo.Dado que en Madrid no parece que exista ningun Instituto de Criminología, si alguna institución necesita un informe criminológico ¿a quién se lo manda hacer?Espero no molestarle con tantas preguntas, pero me gustaría que cuando tenga tiempo me respondiera a algo o me dijera a quién me puedo dirigir para obtener dicha información.muchas gracias y reciba un cordial saludo.
Mi manera de redactar era mejorable y quizá la forma de exponer las preguntas no era la más adecuada, pero pese a recibir una respuesta positiva, me dio una pereza enorme eso de tener que pedirle cita a la secretaria y nunca me reuní con la persona a la que iba dirigida el escrito.
Todavía guardo la esperanza de cruzarme con ella en un futuro próximo.
Por lo tanto, recomiendo no sólo bombardear a preguntas a los profesores (en serio, aprovechad mientras podáis), sino también resolver vuestras dudas antes de perder la oportunidad, porque lo mismo me pasó con el ya difunto Jose Antonio García-Andrade; conseguí poneme en contacto con él para realizarle una entrevista y tardé tanto en mandarle las preguntas que falleció.
3. Unir esfuerzos para moverse:
Si bien mientras era estudiante no considero que fuera especialmente alborotadora, lo cierto es que de vez en cuando andaba enfrascada en recogidas de firmas y envío de cartas para resolver problemas a los que teníamos que enfrentarnos mis compañeros y yo. Algunas de esas iniciativas fueron fructuosas, pero otras no fueron ni de lejos suficientes para tratar asuntos más complejos.
Por ejemplo, nunca supe que entre varios compañeros podríamos haber fundado una Asociación de Estudiantes de Criminología; de haberlo sabido, es seguro que lo habría intentado, porque precisamente mientras estudiaba no había ni una triste asociación en Madrid; esa situación se prolongó una vez terminé los estudios, de forma que volví a planteármelo hace cosa de tres años, pero finalmente el proyecto no llegó a término.
Aunque mirando atrás no puedo calificarme como una estudiante pasiva, pude haberme movido mucho más, pude haber hecho más contactos y pude haber seguido en pie de guerra al salir de la universidad. Mi error en este caso es que he tardado mucho tiempo en reaccionar.
Recomiendo a los estudiantes unirse en asociaciones para aunar esfuerzos y ejercer presión de una manera más efectiva. Mis intentos de lucha en solitario no hicieron más que quemarme, y cuando uno cuenta con pocos apoyos se termina desmotivando, por lo que es mejor unirse para no perder ese movimiento que tanta falta le hace a la escena criminológica, tanto dentro como fuera de la universidad.
Hay muy buenos ejemplos actuales de Asociaciones de Estudiantes, como la Associació Interuniversitària de Criminologia de Barcelona, que además de estar bastante activa, consigue reunir a estudiantes de varias universidades de la misma ciudad, lo cual es muy positivo de cara a entablar relaciones entre futuros criminólogos aún cuando no han estudiado juntos.
4. Guardar apuntes:
Sé que hay gente que al terminar la carrera e iniciar el verano, lo único de lo que tiene ganas es de meterle fuego a los apuntes de las asignaturas ya aprobadas.
En mi caso, he estado guardando los apuntes de todas las asignaturas desde primero de carrera hasta el año pasado, cuando decidí que era hora de 'hacer limpia' entre tantos papeles.
Me deshice sin problemas de un buen número de apuntes de asignaturas que presumí que no me iban a valer para nada (Economía Política, Derecho Laboral, Derecho Administrativo...), pero eché en falta entre tantos papeles un folio donde apunté con sumo interés una breve historia de la Criminología en España que nos contaron el primer día de clase de la carrera.
Aunque no creo que olvide ese día, debo haber tirado ese folio en algún momento de los pasados diez años, con lo que ahora me siento víctima de una gran pérdida.
Aseguraos muy bien de lo que váis a tirar (o a meterle fuego, ahí ya cada uno...), porque la información no vuelve; si acaso, uno puede recuperar una parte haciendo un gran ejercicio de memoria, investigando, leyendo o estudiando de nuevo, pero hay información muy difícil de obtener que podéis perder para siempre, y el día menos pensado necesitaréis echar mano de ella.
Mi error fue no saber valorar en su momento, determinada información. Tampoco hay que guardarlo absolutamente todo 'por si acaso', pero conviene tener los apuntes bien organizados para poder consultarlos cuando sea necesario. En algún momento tendréis misteriosas pérdidas de memoria o notaréis como vuestros conocimientos se oxidan, así que más vale prevenir.
5. Mantenerse en contacto con los demás:
Va a ser muy difícil luchar por obtener un reconocimiento profesional si no hay coordinación entre los criminólogos, de la misma manera que va a ser muy difícil mantenerse motivado estando solo en lo que yo llamo 'la cueva'.
'La cueva' es un micromundo que uno construye a su alrededor cuando ya está harto de realizar esfuerzos por trabajar como criminólogo; si se me permite añadir algo basado en mi experiencia personal, esos esfuerzos suelen ser vanos porque no están bien dirigidos y nuestra energía es limitada, con lo que si no nos retroalimentamos entre miembros del colectivo, uno acaba convirtiéndose en un 'criminólogo de cueva' que pierde el contacto con la realidad, la escena criminológica y los pocos compañeros que pudiese mantener tras su paso por la universidad.
Más o menos algo así me pasó hasta finales del año pasado: llegué a tener un total rechazo hacia la Criminología porque me sentía aislada (yo era la principal culpable de ese aislamiento, por cierto) y sin motivación para moverme. Opté por dedicarme a otras cosas mientras esperaba a que la situación mejorase... y apenas lo hizo.
Esperar es otro de los enemigos mortales del criminólogo, universitario o egresado, porque mientras uno se encuentra 'inmóvil', los conocimientos y habilidades se oxidan, los contactos se pierden y las ganas de luchar se marchan a otra parte.
Si comparamos la situación actual de la Criminología en España con un monstruo, os recomiendo una cosa: hay que enfrentarse a él porque sino, te come; hay que mirarlo de frente, y como dicen los compañeros argentinos, agarrarlo a trompadas (¡me encanta esa expresión! No veía el momento de usarla en uno de mis artículos)
Usar las redes sociales hace mucho más fácil encontrar a otros criminólogos que se encuentan en nuestra misma situación, y esto es positivo por tres razones básicas:
a) Conversar con ellos y hacer algo por conocerles ayuda a motivarse y mentenerse así de contínuo.
b) Participar activamente en foros y debates nos conecta con otros criminólogos con nuestros mismos intereses, lo cual refuerza el sentimiento de pertenencia a un colectivo (ya no nos sentiremos tan solos)
c) Podemos encontrar compañeros para realizar proyectos. Además de las ideas que pueden darnos, el apoyo nunca va a estar de más.
6. Tener proyectos:
Aunque uno sea estudiante, no debería dejar para cuando salga de la universidad los proyectos que le motivan.
En mi caso, cometí el error de pensar que mientras era estudiante sólo estaba obligada a aprender y a aprobar. Ahora me doy cuenta de cuántas ideas tuve y dejé escapar.
Si tenéis una idea para un proyecto, por loca que sea, no dejéis que pase el tiempo sin intentar ponerla en práctica. La vida de estudiante puede favorecer la creatividad de muchas formas.
Hay proyectos de Criminología sencillos que no necesitan ningún permiso, papeleo administrativo ni financiación; hay que ser conscientes de que nadie nos va a dar publicidad gratuíta, y de que nosotros somos el mejor escaparate para la Criminología que queremos.
La idea puede pasar por crear un blog, un podcast o realizar una pequeña investigación de campo. Esto no sólo nos permitirá ganar experiencia, sino que también puede servirnos a la hora de hacer contactos, mejorar el currículum, y en definitiva, hacer Criminología por el medio que sea.
A la hora de salir de la universidad, probablemente esos proyectos puedan seguir adelante y contribuir a que tengamos una Criminología más práctica y menos teórica o académica.
7. Ir a Congresos:
Siempre he pensado que el criminólogo debe acostumbrarse lo antes posible a ir a Congresos, Jornadas o actividades relacionadas con la Criminología.
Durante mis estudios universitarios conocí a mucha gente interesante asistiendo a ponencias y mesas redondas, además de poder encontrarme con algunos de mis 'idolos de la Criminología'. Esas actividades, no sólo me resultaban motivadoras, sino que también me instruían y ayudaban a estar al día.
El error que cometí fue dejar de informarme acerca de las Jornadas y Congresos que se iban a celebrar en mi ciudad al salir de la universidad. No tengo una opinión negativa a este respecto de mi época de estudiante, porque como suele decirse, 'me apuntaba a un bombardeo' en cualquier momento, pero hay que intentar no desconectar de estas actividades una vez sales de la universidad.
Es buena idea ponerse en contacto con los Departamentos de Criminología de otras universidades de nuestra localidad y preguntarles si tienen planeado realizar alguna ponencia o mesa redonda; así es como he podido asistir a Jornadas que se celebraban casi en la clandestinidad porque apenas se publicitaban.
Si nuestra universidad no organiza actividades de este tipo tan a menudo como nos gustaría, recomiendo pasar por el Departamento de vez en cuando para proponer ideas junto a los compañeros de clase, cosa que en su día yo no hice (y ahora me arrepiento, sí).
8. Curtirse:
Por muy dura que pueda parecer la vida de estudiante de Criminología, no es nada comparado con el trabajo que tiene por delante el criminólogo egresado; la lista de cosas que os váis a encontrar por hacer, mal hechas o sin aclarar no tiene fin.
En la mayoría de los casos, no basta con aportar proyectos personales a la escena criminológica, sino que hay que desarrollar algunas facetas que nos ayuden por ejemplo a emitir quejas formales ante un organismo público, realizar trámites administrativos para fundar una asociación, etc.
Recomiendo mejorar todo lo posible nuestra redacción, nuestro manejo de Internet y nuestra paciencia, porque son tres de las cosas que más vamos a necesitar si queremos dar a conocer la Criminología una vez abandonemos la universidad.
Hay que considerar que una vez egresados, vamos a tener que realizar esfuerzos conscientes por mantener apoyos y contactos que no requerían una labor de 'mantenimiento' mientras estabamos en la universidad.
Cuantos más esfuerzos realicéis durante vuestro periodo como estudiantes por estar informados, saber cómo funcionan las cosas y desarrollar habilidades paralelas a la carrera, mejor podréis desenvolveros después.
Mi error fue perder tiempo y energía en quejarme de lo mal que estaban las cosas para el estudiante de Criminología, y no ver venir el 'monstruo' del que os he hablado anteriormente. Las cosas se ponen mucho más duras después, así que más vale estar curtidos.
9. Presionar:
Uno de los mayores errores que he cometido hasta hace poco, es creer que basta con 'hacer bulto' para presionar a las instituciones y luchar por nuestro reconocimiento como profesionales.
Realmente hay dos errores en este esquema mental, y son: pensar que con figurar como asociado o con formar parte del colectivo ya es suficiente, y creer que es sólo a las instituciones a quienes tenemos que presionar.
Lo cierto es que he terminado por reconocer que tenemos que 'meternos caña' a nosotros mismos antes de lanzarnos a presionar y exigir a otros.
Con esto también quiero dar a entender que no podemos formar parte de una asociación y esperar a que nos lo den todo hecho: hay que participar activamente, mandar e-mails, preguntar qué se está haciendo, acudir a las reuniones... Me parece inadmisible que a día de hoy haya asociaciones de Criminología que organicen una reunión y no acuda ningún socio.
Las asociaciones las constituyen las juntas directivas, pero las hacen funcionar los socios.
Tampoco está de más hacer pequeños esfuerzos en solitario o con un grupo de compañeros; se pueden mandar cartas a los periódicos, a los organismos oficiales o Ministerios, a los políticos... puede que no obtengamos una respuesta satisfactoria, pero si ni siquiera saben que estamos ahí, pocas oportunidades laborales podemos esperar para el futuro.
Lo mismo va para todas esas asociaciones que se fundan con mucha ilusión pero luego no tienen actividad.
10. Transformar la indignación en acción:
Me da hasta vergüenza decirlo, pero hasta día de hoy, es algo con lo que lucho a diario: la indignación que me produce ver como 'supuestos criminólogos' que luego uno descubre que son escritores, periodistas o tertulianos, se alimentan de la Criminología y presentan una visión totalmente cutre de esta disciplina en los medios (creo que no he podido ser más clara...)
El sentimiento de indignación es otro de los enemigos del criminólogo, pero este es un poco más difícil de detectar, pues si bien está presente en muchas ocasiones, uno se va a acostumbrando a él, y puede llegar a ser el motor de sus acciones, en lugar de otros sentimientos más positivos.
Moverse por la rabia, la envidia o el cabreo puntual, no es buena idea; cuando se nos bajen los humos, probablemente no hayamos hecho nada productivo con esa emoción, y la historia se repetirá por innumerables motivos en un ciclo vicioso del que luego puede resultarnos muy complicado salir.
Sólo desde hace muy poco puedo decir que estoy aprendiendo a transformar esa indignación en algo positivo: ganas de aportar algo bueno a la Criminología. Cuando me enfado (y creedme, me suelo enfadar mucho cuando pongo la tele), lo que hago es preguntarme, “¿cómo te gustaría que fueran las cosas?”. Entonces hago lo posible por aportar eso que creo que falta.
En los últimos meses he escrito artículos constructivos cuya idea original surgió 'de rebote' a raiz de un momento de indignación. También he escrito cartas al Director que se han publicado, y tengo pensadas muchas otras cosas para intentar contrarrestar la negatividad que en general desprendemos los criminólogos cuando nos sentimos ignorados.
Por eso recomiendo pasar a la acción para hacer algo bueno por la Criminología en lugar de perder tiempo y energía despotricando sobre nuestra situación o criticando a otra gente; que cada uno haga lo que considere que tiene que hacer, pero hagamos algo como indivíduos que nos haga sentir orgullosos de ser criminólogos.
Nenhum comentário:
Postar um comentário