A veces me preguntan: ¿Cuándo es buen momento para tener una primera relación sexual?, ¿cómo saber si estoy preparado/a?.
La respuesta más sincera que suelo dar es: y tú, ¿qué piensas de esto?. En ese momento, el/la chico/a que tengo delante se echa suavemente en el asiento, se acomoda tanto que casi se hunde al sentarse, suspira y suele decirme: no sé.
Siento curiosidad ante esas dos cuestiones y pregunto: ¿a qué viene eso?, entonces, en el caso de los chicos, me cuentan que si no lo hacen, quedan mal con sus colegas. Todos sus amigos lo han hecho y dicen que está muy bien, que él no puede ser menos, y que a ninguna chica le gustan los pardillos que no saben hacerlo.
Percibo tensión, curiosidad y obligación a hacer algo que no sabe si quiere hacer y mucho menos cómo hacerlo.
En el caso de las chicas, es como un estigma a eliminar, algo que no queda bien. Es como que la que sigue siendo virgen es porque no ha tenido ocasión de dejar de serlo. En ellas el miedo es mayor. Miedo al dolor, a tener acciones que la dejen embarazada. Vergüenza a estar desnudas, a no saber qué hacer, a saber si pueden negarse a hacer algo que no quieren hacer y que su chico le pida.
Sonrío y pregunto: ¿cómo te lo imaginas tú? Y me dice: no sé, parece algo serio pero, dicen que está muy bien.
Entonces le cuento y animo a que pregunte a sus amigos/as sobre esa primera vez, ya que en casi todas esas primeras veces suele no salir bien, pues los dos están muy nerviosos y por eso es importante que tengan confianza el uno en el otro para estar cómodos.
La primera reacción es una mirada de extrañeza impresionante, no me creen. Los chicos lo dan como “algo hecho”, fácil de realizar, sin presión, dejando casi toda la responsabilidad en la chica.
Las chicas, se alivian, sonríen y preguntan: ¿en serio? A mí me habían dicho todo lo contrario, y que bebiendo un poco todo va bien.
El tema se vuelve más duro y cruel cuando se establece una fecha fin, es decir, que no pueden pasar de curso o cumplir tantos años, o haber salido con el chico/a más llamativo/a sin haberlo hecho. La necesidad de aceptación por el grupo de iguales genera una presión muy elevada y esta se vuelve tan notable que algunos mismos empiezan una campaña de auto convencimiento por iniciarse en el sexo sin saber si de verdad es lo que desean.
Los chicos intentan disipar todas sus dudas buscando información en Internet, libros y algunas preguntas a los amigos más cercanos, pero si estas preguntan van a delatar la realidad, que no tienen ni idea, se callan, se aguantan e intentan resolverlo por sus propios medios con el fin de cumplir lo esperado y no quedar mal.
Las chicas por su parte, hablan entre ellas, se depilan, maquillan más de lo que deben, ven fotografías y sobre todo, se convencen, se convencen y envalentonan de que es lo normal, lo que toca.
Intento en lo medida de lo posible averiguar qué es lo que realmente quieren, que intenten llegar a conectar con sus propios sentimientos, dejando a un lado los de su pareja, amigos, amigas, dicen… que sepan que desean ellos/as. Muchos dicen: “no sé, todos lo hacen”.
Algunos se iniciaron pronto, demasiado, rozando los 14 años y te explican que era lo que hacían sus amigos y algunos de esos eran mayores, que tras beber todo era más fácil, que un porrito ayuda, que su pareja el/la dejaría si no lo hacía, que ya no confiaba en él/ella o lo peor que en realidad no se acostaba con él/ella porque no le quería.
Las manipulaciones por tener sexo se presentan a edades tempranas y la falta de seguridad y conocimiento de uno mismo en el adolescente, se convierte en una situación altamente peligrosa y dañina para él mismo.
El resultado es que ante esta situación abrupta, serpenteante por crecer rápido, adaptarse pronto y ser uno más del grupo, hay adolescentes que se pierden, se convierten en presas fáciles por una inadecuada autoestima, un autoconcepto mal configurado y eso, con el tiempo, alberga y posterga un vacío incubado desde ese día en que tomaron esa mala decisión de “hacerse mayor” con quién no debía y cuando no tocaba.
Por tanto, piensa antes de ceder toda la esencia de lo maravilloso/a que eres a quién aún ni te ve, ni valora. Piensa si en realidad es lo que quieres hacer y si esa persona es la adecuada para ti en ese momento de tu vida. Piensa, si te sientes obligado/a o forzado/a a tener sexo sin aún desearlo, eso no es placentero, ni seductor. Entonces, párate, pregúntate y responde por favor, ¿te inducen o seducen?.
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