“Hemos de espabilar ya mismo porque andamos un tanto dormidos. Si no hay trabajo para nosotros, será porque quizá nos hayamos ganado a pulso el no tenerlo”.José Manuel Servera.
A poco más de dos meses del inicio de la nueva administración federal en México, la situación en materia de inseguridad, violencia y delincuencia, no han mejorado. La tendencia al alza de los indicadores de violencia continúan, herencia de la administración anterior. Pero el ahora es lo que importa, y el ahora lo podemos visualizar con los mismos y crudos resultados.
Algunos nos sentíamos impacientes por conocer las acciones que el actual representante del Ejecutivo Federal tomaría para atender este problema. La pérdida de una sola vida es motivo suficiente para justificar la inmediata acción del gobierno sobre este tema, en lo que va de la administración ya se han perdido más de dos mil. Llega tarde el anuncio de las acciones a tomar, pero llega al fin.
El pasado 12 de febrero del presente año, la Presidencia de la República dio a conocer las bases para el “nuevo” Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia.
Los problemas que México viene enfrentando sobre la criminalidad organizada y la violencia emanada de esta, no son menores. La estrategia del gobierno anterior para solucionar este fenómeno criminal, se centraba en el ataque frontal de las organizaciones delincuenciales, y que provocó lo que muchos catalogaron como una “guerra”, y que como tal, atrajo los daños colaterales que la caracterizan. Según el discurso del “nuevo” gobierno, la estrategia de la pasada administración (y que hasta el momento sigue en ésta) para solucionar este tema debería cambiar porque ha fracasado. Bien.
Tenemos que la Presidencia publica las bases del “nuevo” programa para prevenir la violencia y la delincuencia en nuestro país. En esta iniciativa se hace énfasis en la creación de la Comisión Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, y que estará integrada por: Secretaría de Gobernación, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Secretaría de Desarrollo Social, Secretaría de Economía, Secretaría de Educación Pública, Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Secretaría de Salud, Secretaría del Trabajo y Previsión Social y la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. Cada una de estas Secretarias de Estado tendrá la encomienda de realizar acciones que conduzcan al éxito del “nuevo” Programa que hemos citado, es decir, conseguir un “México en Paz”.
El detalle es que las encomiendas que el Programa marca para cada una de las secretarias que hemos indicado, no son más que lo mismo que deberían de hacer que existiera un “nuevo” programa de prevención o no, es decir, no es muy “nuevo”. Para citar un ejemplo: el documento que apunta las bases del Programa, indica que la Secretaría de Desarrollo Social “Fortalecerá sus acciones a favor del capital social y deberá enfocar el combate de la pobreza y desigualdad, en las comunidades […]”. Esta tarea es propia de la citada secretaría, es lo que se supone y de acuerdo al discurso, se viene haciendo; la Secretaría de Economía “Habrá de impulsar las competencias laborales, el emprendedurismo y el autoempleo, a fin de crear nuevas opciones de ingreso”. Igual manera, esta acción no es extraordinaria a sus funciones normales; Secretaría de Salud “Garantizará una atención médica oportuna […] diseñará y pondrá en marcha una campaña nacional de concientización y prevención integral de adicciones”. Esta acción es un derecho fundamental de los ciudadanos, tampoco representa una novedad.
El Documento menciona las Bases del “nuevo” Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, dedica cuatro párrafos para establecer el diagnostico en materia de violencia y delincuencia en nuestro país, y menciona que en la elaboración del Programa han colaborado expertos, académicos y organizaciones de la sociedad civil, sin embargo, no se especifica quien o quienes.
De lo que sí podemos estar seguros es que el discurso desde el Ejecutivo ha cambiado, se evita hacer declaraciones respecto a los hechos de violencia que vive el país, no se presume de las acciones contra la delincuencia organizada, y las detenciones no se hacen públicas de una manera pomposa en el afamado hangar de la Policía Federal, como lo veíamos anteriormente. Todo parece indicar que el objetivo es cambiar la percepción de una “guerra” contra la delincuencia. No obstante, las víctimas están, siguen y aumentan.
Lo que podemos rescatar de este suceso, y que debemos repetir hasta el cansancio los criminólogos es lo siguiente: La Criminología académicamente está probada; no se discute con argumentos consistentes su consolidación como ciencia; el objeto de estudio de esta rama es: el criminal, el crimen y la criminalidad. Los conocimientos que la Criminología ha aportado giran en torno a la prevención de la criminalidad. En México tenemos una sociedad de Criminólogos cada vez más extensa y capaz. El camino hacia un país con justicia, paz, tranquilidad, estabilidad, índices bajos de criminalidad y una verdadera cultura de legalidad, no se obtendrá mientras no se incluya a la ciencia en las políticas públicas, de manera específica, un futuro promisorio sobre justicia y paz, no es concebible sin políticas criminológicas, y estas no son posibles, por lógica, sin Criminólogos.
La Presidencia termina el documento en donde expone las Bases sobre el Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia con una advertencia que me parece obligada: “Estas Bases del Programa Nacional[…]se entregan a los ciudadanos para que las conozcan, analicen, propongan y participen en el Programa Nacional y en su implementación. El Programa no estará completo hasta que todos los habitantes del país que están dispuestos a mejorar a sus comunidades”.
Las sociedades académicas de Criminología en nuestro país deben incluirse e influir en estas políticas públicas, ¡tienen que opinar! ¡Hacerse escuchar! ¡Entrar al debate público! En este tema, nuestra ciencia debería de ser consulta obligatoria; el Estado debe voltear hacia la ciencia como método de solución de los conflictos nacionales: ciencia criminológica, y los alumnos deben hacer suyo el compromiso de un mejor futuro en el tema de seguridad.
¡Es tiempo de levantar la mano en la vida pública del país! ¡Es tiempo de salir de la exclusión científica! ¡Es tiempo de los Criminólogos!
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