segunda-feira, 7 de outubro de 2013

Contra el populismo: collejón criminológico

Contra el populismo: collejón criminológico
No es extraño escuchar a tu vecino del cuarto, al panadero o los abuelos que se paran horas a mirar las obras del barrio, decir frases como “éste país está lleno de chorizos, las cárceles están más llenas cada día”. Tampoco es algo fuera de lo común que el político populista de turno afirme con rotundidad sentencias como “la delincuencia sigue aumentando, nuestras prisiones se quedan sin espacio”, seguidas por conclusiones precipitadas merecedoras de collejón: “hay que construir nuevos centros penitenciarios”. La primera situación podría ser definida como un problema de falta de información; la segunda como un problema de desinterés interesado con fines populacheros. No quiero ser catastrofista, pero volvemos a estar delante del mismo problema de siempre: la población vuelve a perder y el político vuelve a ganar. El político generará miedo en la población, dirá que hay un grave problema de delincuencia en las calles y será tan osado de decir que él tiene la solución para erradicarlo, aumentar las penas e inventar nuevos delitos. ¿Esto beneficiará al vecino del cuarto, al panadero o a los abuelos? No. La delincuencia no disminuirá, pero la población penitenciaria sí aumentará.
Llevado a una perspectiva más amplia, si lo pensamos detenidamente veremos que éste problema no se queda dentro de las fronteras del país en cuestión, se convierte en una asunto internacional en el momento en que el periodista de turno, a través del medio de comunicación de turno, se dedica a comparar la población penitenciaria de varios países para llegar a conclusiones precipitadas, y sí, también merecedoras de collejón: el país X tiene mayor delincuencia que el país Y. ¡Error!
Habréis notado que hoy me estoy quedando a gusto dando tantos collejones, pues bien, estos collejones no los tengo que dar sólo yo, los tenemos que dar todos los criminólogos. Y para no entrar en otro debate moral sobre si se merecen o no dicho sopapo en la parte baja del cogote, en lugar de agredirles físicamente lo haremos intelectualmente: con estudios que desacrediten las mentiras del político, para que el vecino, el panadero y el abuelo dejen de regalarle sus votos, la población penitenciaria deje de aumentar, y el periodista no cometa el gravísimo error de publicar que el país X tiene mayor delincuencia que el país Y. Todos ganamos, menos el político, al político que le jodan. Y ya de paso, gracias al no aumento, e incluso disminución, del número de presos, las arcas del estado podrán ahorrar un poquitín e invertir en educación y sanidad. No parece mala idea. Así que criminólogos y criminólogas, ¡a dar collejones!
Pues bien, resulta que, en mi opinión, el mejor criminólogo-collejista del momento es finlandés y su nombre es Tapio Lappi-Seppälä. En su estudio Trust, Welfare and Political Culture: Explaining Differences in National Penal Policies, de 2008, concluyó, después de analizar comparativamente la población penitenciaria y la delincuencia en una muestra representativa de países a nivel internacional, que la delincuencia es sólo una variable más para explicar el número de presos de un país. Como veníamos diciendo, factores como el miedo al delito, las políticas penológicas del gobierno, la forma de tratar la criminalidad de los medios de comunicación, la confianza y cohesión social, el sistema político, o el gasto social resultan ser también de importante relevancia para explicar las cifras de población penitenciaria. Esto significa, efectivamente, que para llegar a afirmar que el país X tiene mayor delincuencia que el país Y en ningún caso podemos fijarnos únicamente en las cifras penitenciarias.
Mientras Tapio Lappi-Seppälä sigue, o así lo esperamos, dando collejones a los políticos y periodistas finlandeses, es nuestra obligación trasladar este noble arte a nuestras ciudades, comunidades y países. Así que criminólogos españoles, mexicanos, argentinos, venezolanos, italianos, brasileños, y de todo el mundo, empezad a preparar las hojas de cálculo, los portátiles, los bolígrafos y las ganas… que tenemos una obligación: ¡dar collejones!

Referencias bibliográficas:
∙ van Swaaningen, R. (2011). Critical Cosmopolitanism and Global Criminology. En David Nelken (ed.)Comparative Crimininal Justice and Globalization. Aldershot: Ashgate.
∙ Lappi-Seppälä, T. (2008). Trust, Welfare and Political Culture: Explaining Differences in National Penal Policies. En Michael Torny (ed.) Crime and Justice: A Review of Research – vol. 37. Chicago: The University of Chicago Press.

Posted: 06 Oct 2013

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