quinta-feira, 18 de dezembro de 2014

¿Sentencias “ejemplarizantes” o sentencias realmente más justas?


¿Sentencias “ejemplarizantes” o sentencias realmente más justas?
Tras las últimas entradas en prisión de  “famosos” y políticos, el otro día el Ministro de Interior dio a entender que esto se había producido por el clima y la situación actual que vive España y que quizá,  en otras circunstancias muchos de ellos no hubieran ingresado en la cárcel y no se hubieran producido estas sentencias,  que algunos llaman “ejemplarizantes”.
Estoy confusa acerca del concepto ejemplarizante,  por más que he buscado su definición, lo único que he encontrado sobre su significado es que se trata de aquello que “ejemplariza”, digo yo, que entonces se están refiriendo a sentencias que dan ejemplo.
Llegados a este punto, mi confusión es mayor puesto que estaba, digo estaba porque ya no lo tengo claro, convencida que las sentencias tenían el propósito de disuadir  al infractor para que no reiterase su conducta, y de paso darle ejemplo,  no solo a él sino al resto de los ciudadanos,  de lo que no sé puede hacer y de cuáles son las consecuencias, si al final se hace.
Tampoco creo que sea la palabra correcta ejemplarizante,  pero aun y con todo, si la queremos utilizar, no creo que ejemplarizante impida decir que la sentencia es justa. He comentado en varias ocasiones que no considero que la Justicia deba ser igual para todos,  por supuesto, que no. Y en esto me avalan los clásicos, como Ulpiano, el cual definía la Justicia como la constante y perpetúa voluntad de dar a cada uno lo suyo. Esta definición es además de acertada,  acorde con los postulados de la Justicia Restaurativa pues parte de la idea de que cada persona debe recibir una respuesta de la Justicia adecuada a sus circunstancias personales y a las características del caso.
Y creo que hemos perdido esta concepción de Justicia y lo que para unos es sentencias ejemplarizantes,  para otros esto es una sentencia simplemente justa, ya que da a cada persona lo que le corresponde. Me explico,  no es lo mismo una persona que comete algún delito contra la propiedad para subsistir o mejorar su calidad de vida,  que el que lo hace por avaricia desmedida, o por un cierto sentimiento de que a ellos no les puede pasar nada porque están por “encima de cualquier ley”.
Igual que no puede recibir el mismo reproche penal, una persona que se responsabiliza por sus conductas delictivas,  que otros que no lo hacen y además no solo no se ven como infractores, sino que se ven como víctimas del sistema, de la opinión pública y de los medios. La Justicia para ser justa tal y como decía Ulpiano y como propugna la Justicia Restaurativa,  debe adaptarse a cada caso y a cada persona y sus circunstancias y condiciones personales y sociales, eso sí,  dentro de lo que la ley nos permite para así hacer una individualización de la posible pena.
Pareciera que estos delitos cometidos por famosos y políticos en general, no merecen el mismo reproche social, no vemos a una víctima concreta sufriendo un daño evidente y palpable. Sin embargo, el daño está ahí y las víctimas existen y somos toda la sociedad. El daño es moral, puesto que nos hacen perder la confianza en los demás pero también los beneficios económicos que obtienen son beneficios que nos disminuyen a todos nosotros, por haber sido ilegalmente obtenidos.
Estos personajes, muestran falta de respeto y de responsabilización, dos valores esenciales de la Justicia Restaurativa,  como una justicia precisamente más justa y más humana, adaptada a cada caso y a cada parte. Ninguno se responsabiliza de sus actos delictivos y por tanto, no cumplen con su deber moral de reparar el daño, esto demuestra  una falta de respeto absoluta hacia todos nosotros: la comunidad. Y es que aunque no lo suelan ver, ellos son también parte del grupo y sus comportamientos delictivos nos afectan a todos, incluidos ellos,  quebrando como ya he dicho, nuestra confianza en los restantes miembros y por tanto quebrando las relaciones entre las personas que formamos parte del grupo.
Dicho esto, apostaría por  una Justicia Penal Restaurativa, así evitaríamos llamar ejemplarizantes a lo que es simplemente justo. Esta Justicia Penal Restaurativa va a hacer lo que Ulpiano ya definió como justicia, y va a individualizar la respuesta jurídica a los delitos, no va a responder uniformemente sino que tendrá en cuenta: el grado de responsabilización del infractor, su arrepentimiento y como acto reflejo su reparación del daño, y el grado de respeto que muestren para con todas sus víctimas.
Con esto, no estoy hablando de “saltarnos” la ley, ya que las propias normas penales permiten y prevén mecanismos para modular las penas,  de acuerdo a determinadas circunstancias, solo considero que esta individualización se debería hacer de acuerdo a los criterios de la Justicia Restaurativa. Así tendremos la seguridad de haber sido más justos y más cercanos a las necesidades de las víctimas.

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