quarta-feira, 20 de fevereiro de 2013

La educación como medida para la prevención de delitos y conductas violentas


“Las denuncias por agresiones de padres a hijos se duplican en cinco años. La jueza de menores subraya que la violencia intrafamiliar obedece a que los progenitores y la sociedad han relajado el proceso educativo de los niños”
Esto es un resumen de una noticia de mi ciudad, en teoría una población pequeña y tranquila y me va a permitir enlazar con el final de mi artículo de la semana pasada, en él ya decía que donde tiene gran eficacia y será de gran ayuda la justicia restaurativa es en jóvenes infractores ¿Por qué?
Porque esta justicia restaurativa pueden suponer en los jóvenes un punto y aparte en su vida y es más fácil que reflexionen, se den cuenta del daño real que han causado y quieran cambiar, despojándose de las posibles justificaciones que podrían tener en su mente, en relación con el delito que han cometido. En ocasiones, los jóvenes delinquen guiados o influenciados por su entorno y amistades, otras veces no toman en cuenta que su acción ha sido grave y piensan que no tiene la importancia que el sistema la está dando. Con su personalidad influenciable y en formación, es más fácil que la justicia restaurativa favorezca su reinserción ya que la víctima dejará de ser un objeto aleatorio, para ser una persona real de carne y hueso, con rostro e historia.
Si los fines de las penas son la retribución, prevención y reinserción, con la justicia penal juvenil con enfoque restaurativo, la prevención y reinserción van a cobrar gran importancia, lo que repercutirá de forma positiva en la comunidad. Si evitamos que muchos jóvenes empiecen una larga carrera delictiva, todos tendremos más seguridad, más confianza en las personas que nos rodean y en el sistema porque sabremos que hay menos posibilidades de que uno de nosotros nos convirtamos en víctimas. La justicia restaurativa, por eso favorece una mejor rehabilitación del infractor puesto que su actitud positiva y constructiva ante el daño que causó, le va a enseñar que cuando alguien hace algo malo a otra persona uno se debe responsabilizar por el hecho y después intentar compensar el daño que ocasionó, bien directamente a la víctima o indirectamente a la comunidad.
No solo es más probable rescatar al joven de la delincuencia sino también es algo lógico que la experiencia restaurativa le haga una persona con más empatía, respeto a los demás y responsable. Esta es la justicia restaurativa en sentido estricto, referida al ámbito penal y por eso es considerada un paradigma de justicia que se centra en el daño causado y las acciones requeridas para reparar este daño. Los delitos no sólo vulneran una norma creada por el estado sino que causan un daño a la víctima y los ofensores deben tomar responsabilidad por su conducta y deben tener una oportunidad de reparar este daño. En los casos de violencia intrafamiliar de hijos a padres, mencionados en la noticia, es esencial este enfoque restaurativo ya que el delito no solo vulnera la ley, y daña a la víctima sino que daña a la familia y su convivencia, quiebra muchos pilares importantes entre personas destinadas a entenderse o al menos a mantener un lazo ya que tienen relación de parentesco. La Justicia Restaurativa o la justicia penal juvenil con enfoque restaurativo debe o al menos debería primar para además de castigar al joven si fuera necesario, se consiga prevenir nuevas conductas delictivas y a su vez intente que el joven se conciencie del sufrimiento y dolor que su conducta está causando en su entorno más cercano.
Incluso la retribución o castigo debe guiarse con este espíritu restaurativo que le permita al joven asumir que la pena impuesta es algo merecido pero que si quiere cambiar, se le va a dar una oportunidad y la sociedad y su familia va a apoyarlo. Por eso es necesario despojarnos de ideas preconcebidas, como que la justicia restaurativa es solo mediación víctima-infractor sino que es algo más grande,  ya que esta justicia aborda de manera global e individualizada cada delito y por supuesto es aplicable a cualquier infracción penal con independencia de su gravedad si la víctima así lo desea y si el infractor asume al menos parte del delito que cometió.
No obstante, en casos como delitos de violencia intrafamiliar o en otros delitos cometidos por jóvenes, es posible adelantar tanto la prevención general como la especial de una manera destacada y actuar a priori antes de que determinadas situaciones conflictivas se conviertan en delito. (Se trata de intentar evitar la escalada del conflicto).
Aquí estoy hablando de justicia restaurativa en sentido amplio y cultural como filosofía que busca transformar las bases de la injusticia y construir paz y no se limita, obviamente al ámbito penal. Con esta visión de la Justicia Restaurativa, se trataría de ver y conocer las causas del conflicto y sus consecuencias. Se basa en la cooperación de todos para conseguir ciudadanos más maduros y responsables. Sería un marco filosófico que apunta a la sabiduría de saber buscar la solución a los conflictos naturales de la vida cotidiana mediante el lenguaje como instrumento para entendernos. Se define en términos de dialogo, participación en la transformación de las relaciones entre los miembros de la comunidad. Esta dimensión la justicia restaurativa es cultura que educa previniendo conductas violentas y enseñando los beneficios del dialogo y el acuerdo.
Para casos como el de la noticia, estoy hablando de educar a los niños y jóvenes en valores restaurativos para hacer valer lo que ya adelantó Pitágoras de forma sabia, al decir “Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres”. Esta educación se debería hacer extensiva a muchos padres para que se recuperen los roles de cada uno dentro de la estructura familiar, los progenitores son padres y no amigos y su misión es guiar y educar a los hijos se trataría de evitar lo que la juez decía en su explicación “la relajación en la educación de los hijos”.
Y para no tener que denunciar a un hijo por un delito, es importante prevenir estas conductas, por eso la justicia restaurativa en sentido cultural cobra un papel destacado, educando a los hijos desde pequeños, enseñándoles que el conflicto es inherente al ser humano y que la forma de afrontarlo es a través del dialogo no la violencia. Estoy hablando de construir la casa con unos cimientos sólidos que eviten que se destruya por cualquier tormenta o pequeño terremoto.La familia y el colegio son dos entornos donde los niños y jóvenes pueden aprender a convivir pacíficamente y a hacer frente a los problemas de una manera responsable. Pero por supuesto, es necesario que los profesores recuperen su papel de educadores, evitando quitarles la autoridad que tenían en épocas pasadas al igual que los padres deben volver a ser padres.
Una vez más tengo que hacer referencia a  ciertos programas de televisión que muestran a jóvenes conflictivos,  no sé muy bien si suponen una ayuda en este proceso de educación o más bien son un arma de doble filo, no tengo claro el alcance beneficioso o su posible efecto llamada para otros jóvenes caprichosos. Lo que si tengo totalmente claro es que estas dos vertientes de la justicia restaurativa son importantes a la hora de atender a jóvenes que desgraciadamente llegan al sistema penal porque ya han delinquido pero también son de gran ayuda para los demás chicos, evitando que lo que empieza como un joven conflictivo o problemático se convierta en un delincuente. Estos dos planos de la justicia restaurativa se complementan y pueden actuar de forma conjunta para así abordar del delito, su origen y sus consecuencias de una forma más adecuada para cada caso concreto y cada parte y sus circunstancias.
No obstante tratándose de niños y jóvenes no debemos olvidar nunca que su educación determina muchos aspectos de su personalidad y a buen seguro que un ambiente familiar constructivo (sin volver a una rigidez extrema) y de respeto,  favorecerá futuros adultos sanos y alejados del delito.
  
Criminología y Justicia

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