segunda-feira, 29 de outubro de 2012

¿Con qué nos matan, aquí…?


Al margen de los tijeretazos que el Gobierno nos mete en la cartera, para matar nuestra calidad de vida familiar, a los policías (funcionarios) se nos trata de eliminar de múltiples formas durante nuestros quehaceres diarios. A veces a tijeretazos, como el Gobierno, y ahora no lo digo metafóricamente, pues muchos hemos tenido que desarmar a violentos armados con ese instrumento, ¿verdad, Fali Aradas?
Si bien es cierto que las armas más frecuentemente incautadas en registros de vehículos y personas son blancas —los que estamos en la calle lo sabemos bien—, también las de fuego se “pasean” por nuestras vías públicas. Esto es sobradamente sabido, y la prensa se encarga de hacernos llegar los datos. Pero en base a mi experiencia, me atrevo a de decir que las que de verdad están presentes en nuestras calles son, a tiempo completo, las armas blancas o de filo. Diariamente son incautadas cientos de navajas, machetes o incluso herramientas profesionales o domésticas, que se portan y emplean cual tradicional arma blanca. Es el caso de destornilladores, por ejemplo, o de las tijeras antedichas. Un soporte CD, seccionado, puede herir o matar de un corte en el cuello. Conocemos casos de robos con violencia/intimidación empleando tan “inofensivo” objeto…
Estas sí salen de “paseo”. Muchos sujetos las llevan día a día, incluso tras serle incautadas mediante el pertinente acta de propuesta de sanción (denuncia policial, en vía administrativa). Es sencillo, “me quitas esta… y voy por otra”, es lo que tiene armarse con objetos domésticos o caseros, siempre al alcance de cualquiera. A nadie se le escapa que entre armas de fuego y blancas, las segundas son las más ampliamente usadas en todo tipo de crímenes. Robos con intimidación, amenazas, lesiones u homicidios dentro de ámbito familiar, y otros, tienen casi siempre por medio “lesivo-agresor” un cuchillo de cocina, navaja, machete de campo, etcétera. Sobre estas armas poco se puede expresar, pues la variedad es tan amplia como uno quiera imaginar. Algunas son de tamaño descomunal y otras casi irrisorias, pero no por ello dejan de producir lesiones, o miedo en el amenazado. Muchas veces son cuchillos de mesa, con más o menos filo, pero otras veces se trata de navajas “nacidas para matar”. Personalmente, temo más al decidido ataque de una persona que empuña un cuchillo, que al que lleva una pistola.
Dónde sí podemos hacer una amplia extensión de referencias, es en lo tocante  a armas de fuego empleadas ilícitamente. A parte de los indebidos usos antes expresados, la mera tenencia de armas de fuego será, muchas veces, un hecho constitutivo de delito en sí mismo (en el caso de las blancas o circunstanciales, su tenencia podría ser infracción administrativa, llegado el caso). Estas, las pistolas, escopetas, etc., no son tan comúnmente retiradas de las vías públicas durante cacheos o registros de coches en los controles policiales. Suelen ser confiscadas tras efectuar registros policiales en domicilios o lugares cerrados, objeto de investigación. Muchas veces, los policías llegamos a ellas durante un enfrentamiento —en realidad cuando finaliza—, bien por conseguir la detención o neutralización del delincuente, bien porque sea abandonada el arma, al sentirse el delincuente cercado por la Policía.
En esto sí que tenemos un bonito “ramillete” de tipos y calibres. Pero hacer una lista de todas las armas de fuego incautadas en España es complicado, y aunque me gustaría… no tengo datos oficiales. En cualquier caso, el listado sería excesivamente extenso y aburriría a cualquiera. Lo que hoy voy a afrontar es la idea de qué armas y calibres son los más frecuentemente empleados en homicidios, atracos, amenazas y lesiones. Ocasionalmente referiré simples tenencias ilícitas de armas, circunstancias singulares o hallazgos sin posible imputación.
Tanto en armas cortas como largas, estos son los calibres más “diariamente” reflejados en diligencias policiales o judiciales:
Calibre .22 Long Rifle (LR): Un calibre poco potente, de los llamados “marginales” para ser usado en defensa. Aunque lo anterior es cierto, no hay que confundirse. Este calibre mata como otro cualquiera. Todos matan, solo depende de qué órgano del cuerpo sea tocado, y hasta qué punto llegó la afectación. El .22 LR es empleado tanto en armas largas como cortas, siendo uno de los más comercializados para tiradores deportivos de precisión, en todo el mundo. En España también.
Muchas pistolas y revólveres son usadas en atracos y homicidios “pasionales”. En el segundo caso, las armas suelen estar legalmente amparadas por la licencia del ahora delictivo usuario. Es el clásico caso del aficionado al tiro, que asesina a su compañero/a sentimental empleando la pistola con la que acude los domingos a su club de tiro de precisión. O sea, una pistola legal cometiendo un crimen. A veces pasa, pero no hay que criminalizar  grupos. Pero en el primer supuesto, robos con violencia y/o intimidación, las armas suelen proceder del mercado negro. En nuestro país proceden, muchas veces, de sustracciones a personas que legalmente las tenían amparadas bajo alguna licencia, tanto deportiva como profesional (robos en domicilios de policías o tiradores. A veces armerías o empresas de paquetería o seguridad). No son pocas las armas que también llegan a nuestras calles desde Francia, donde, según parece, la adquisición de armas del calibre .22 LR es fácil y legal.
Referencias reales hay muchas, pero me quedo con el suceso acaecido el 1 mayo de 2004 en Calafell, Tarragona, cuando con un revólver de este calibre fue atacado un policía local del municipio. El funcionario estaba fuera de servicio cuando se produjo una riña, en la que recibió un tiro en una pierna. Las heridas fueron importantes, pero agente volvió al trabajo pasados unos meses. También fue un agente local, en este caso de Granada, quien recibiera el 10 de febrero de 2008 un disparo del calibre .22 LR. En este caso, el agente trataba de identificar al conductor de un vehículo. El proyectil quedó alojado en la base del pene.
Aunque casi nunca es recordado, algunos comandos terroristas de la banda criminal E.T.A. han empleado este calibre (hablaré más veces de estos parros). Estos cerdos no siempre usan armas de 9 m/m Parabellum, siendo el calibre .22 LR usado para asesinatos de “tiro en la nuca”, a veces. El caso más conocido es, sin duda, el del concejal Miguel Ángel Blanco Garrido, del Partido Popular, ocurrido el 13 de julio de 1997 en Lasarte, Guipúzcoa. Hubo otro, que me “impactó”: a mediados de abril de 1997, en Rentería, Guipúzcoa, un funcionario de prisiones fue víctima de un atentado etarra. La víctima fue tiroteada en las inmediaciones de su casa, y aunque se emplearon armas cortas del calibre 9 m/m Parabellum y .22 Long Rifle (dos pistoleros, más de diez disparos), el funcionario “esquivó” todos los tiros. No paró de moverse, tratando de huir a la carrera. Solamente una vez fue impactado, y precisamente por una bala del calibre .22 LR. Este proyectil le afectó al cuello, sin que fuesen tocados vasos sanguíneos o piezas óseas. Con determinación y coraje, el herido taponó su herida y subió a su domicilio, desde donde llamó a la Policía y a los servicios médicos. Vive.
Un dato: El 30 de mayo de 2003, una banda de delincuentes organizados se hizo con un botín de 341 pistolas Walther P22, del calibre .22 LR. Las armas fueron sustraídas en Las Landas, Francia, en el área de descanso de una autopista, cuando el camión que las transportaba se encontraba estacionado. Días después, la Guardia Civil detuvo a dos catalanes, en Ripollet, Barcelona, y recuperó 231 de aquellas armas. Los españoles eran los encargados de vender las armas, a delincuentes extranjeros que tenían previsto sacarlas del país. El resto de las pistolas quizá no llegaron a entrar en España.
Calibre .38 Especial (.38 Spl.): Calibre aceptable en cuanto a potencia se refiere, y muy empleado deportivamente, así como para seguridad y defensa. En España es uno de los calibres de revólver más masivamente usado para misiones de seguridad personal. Las armas de pequeño tamaño, como las de cañones de dos pulgadas, son adquiridas por personal dotado de licencia “A” y “B” (profesionales de la seguridad los primeros, y particulares los segundos). Revólveres de este calibre han formado parte de los armeros de casi todos los cuerpos policiales del país, tanto en versiones de dos pulgadas, como de cuatro y seis. Siguen existiendo aún, pero cada vez menos. Recientemente hemos conocido (8 de agosto de 2012) el asesinato de una agente de la Policía Municipal de Madrid, que junto a su compañero fue tiroteada por unos atracadores (él resultó herido). A ambos, una vez abatidos, le fueron arrebatadas sus armas reglamentarias, las cuales eran del tipo revólver y del calibre .38 Spl. Quienes lo siguen empleándolo de modo reglamentario, y seguro que por muchos años, son los vigilantes de seguridad de las empresas privadas del sector (modelos exclusivamente de 4 pulgadas).
Estas armas llegan a manos de los delincuentes mediante sustracción, casi siempre. Como se refirió antes, el robo en viviendas de tiradores, policías o militares, puede reportar armas, y no es infrecuente obtener como botín un revólver del este calibre. En el párrafo anterior conocimos el luctuoso suceso de Madrid, en el que dos atracadores se hicieron con sendas armas policiales, armas que ya están dentro del circuito “negro”.
Un disparo del calibre .38 Especial recibió un agente de la Policía Local de Marbella, Málaga, el 1 de diciembre de 2003, cuando trataba de detener a dos súbditos británicos. En aquella ocasión se empleó un revólver Smith & Wesson del calibre .357 Magnum, pero municionado con cartuchos del .38 Spl. Esta compatibilidad solamente es posible de “arriba para abajo”, pues de querer hacerlo en el otro sentido, el arma del .38 no permitiría la entrada en el cilindro del cartucho del .357 (3 milímetros más largo); y en caso de permitirlo (algunos revólveres lo hacen, caso del Astra 960) no sería recomendable dispararlo,  por riesgo de sobrepresión (el .357 es mucho más potente que el .38).
Calibre .45 A.C.P./Automático/Auto: Este calibre es súper popular en el continente americano, principalmente en Norteamérica, pero también en nuestro país se guían muchas armas que lo disparan. Los españoles que más recurren a este calibre lo hacen para ejercer la modalidad deportiva del tiro práctico o dinámico (recorridos de tiro).
En décadas pasadas puede que fuese más extensamente usado que hoy. Creo que muchos de los que tiraban con .45, ahora se han pasado al 9 m/m Parabellum. No obstante, sigue usándose. No muchos, pero algunos policías y militares españoles confían su seguridad personal a este calibre. Es muy potente. Como siempre, una forma sencilla de adquirir estas armas puede ser su sustracción, allá donde puedan legalmente encontrarse el arma. Aunque hay revólveres que pueden disparar cartuchos de este calibre, es bastante complicado conseguir uno de ellos (hay pocos, y muchos son antiguos). Lo normal es que se encuentren carabinas, subfusiles y pistolas. Significar que A.C.P. significa, Automatic Colt Pistol.
Tristemente conocido es el uso que de este calibre hizo el atracador Jaime Giménez Arbe, “El Solitario”. Arbe, que cometió más de cuarenta atracos a entidades bancarias entre 1993 y 2007, asesinó con un subfusil a dos guardias civiles de Tráfico, el 9 de junio de 2004 en Castejón, La Rioja. En este caso empleó un subfusil que, teóricamente, estaba legalmente inutilizado, pero que el delincuente manipuló para devolverle la capacidad de disparar. El 28 de noviembre de 2008, en Petrer, Alicante, la Policía Local acabó con la vida de un atracador, y el Cuerpo Nacional de Policía (C.N.P.) hirió a otro en la misma operación. Los asaltantes emplearon dos pistolas, una de ellas del calibre .45 A.C.P. En este suceso un funcionario del C.N.P. resultó gravemente herido.
Calibre 6,35 m/m (.25 A.C.P./Auto): Calibre de potencia marginal, como el primero de los reseñados, pero sobre el que tampoco hay que perder cuidado. Las armas que disparan este calibre son siempre pequeñas, pistolas de bolsillo. En otros momentos se fabricaron revólveres para él, pero son antiquísimos y sería difícil adquirir uno en buen estado, dentro del mercado negro nacional. Aunque no mucha gente adquiere armas en este calibre, lo cierto es que existen bastantes legalmente adquiridas por militares y policías. Armas que pretenden ser usadas para defensa personal. En décadas ya muy pasadas, estas pistolas eran casi fetiches en manos de oficiales del Ejército y sus esposas. Pistolas del calibre 6,35 m/m no serían guiables bajo la licencia de tiro deportivo, la “F”, toda vez que para ello el arma debe tener una longitud de mira de al menos 130 milímetros. La línea de mira  es la distancia existente entre el alza y el punto de mira, y en armas de tan escueto tamaño —son de bolsillo—, diría que es imposible alcanzar tal condición.
No es raro encontrarse con personas que heredaron, “ilegalmente”, armas de estas. Durante la Guerra Civil Española  (G.C.E.) y postguerra, muchas de estas pistolas quedaron fuera de control administrativo (ocurrió con muchas más). Así pues, hoy son muchos los que guardan viejas pistolas que pertenecieron a sus ya difuntos abuelos o bisabuelos.  Se sabe que hoy, desde Portugal, ingresan muchas pistolas del 6,35 m/m en nuestro país, pues parece que allí pueden adquirirse con cierta libertad, en tiendas especializadas.
No son pocos los episodios violentos que se conocen en España, en los que este calibre fue protagonista. Muy sonado resultó el asesinato de un celador del Hospital sevillano Virgen del Rocío, el 8 enero de 2006. Contra este hombre se vaciaron, a corta distancia, dos cargadores de una pistola del 6,35 m/m. Cinco impactos en la cabeza acabaron con su vida, porque un mafioso lo “confundió” con un asesino de otro clan, o eso admitió en el acto del juicio oral.
Calibre 7,65 m/m (.32 Automático/7,65x17m/m): Como el calibre anterior, las armas que lo disparan son pistolas, antaño también. No me consta que nunca un revólver haya sido recamarado para él. Si bien es cierto que hasta no hace mucho tiempo era un calibre regularmente elegido para armas de defensa personal, ha caído muy en desuso en España. Aunque no ha sido reglamentario en cuerpos estatales, posiblemente sí lo fue, hace años, en algunos cuerpos locales. Las pistolas que lo disparan suelen ser pequeñas o muy pequeñas. Y aunque está en declive, hay muchas armas guiadas en nuestro país.
Es otro de esos calibres enmarcados entre los “marginales” para defensa, pero yo no quisiera que me dispararan con él.
El 25 de mayo de 2012, en San Juan de Aznalfarache, Sevilla, se produjo un atraco a una entidad bancaria en el cual murió una mujer, y uno de los dos asaltantes resultó herido por disparos de la Policía Local. El otro delincuente huyó, y hubo que lamentar que el fallecimiento de la ciudadana se produjera, involuntariamente, por un disparo de la Policía. Los atracadores portaban sendas pistolas del calibre 7,65 m/m, pero pese a que trataron de disparar a los agentes… no pudieron. El mal estado del arma lo impidió, tal vez la propia munición. Un arma idéntica fue usada, posiblemente por los mismos ladrones, en un atraco perpetrado meses atrás en la misma comarca. En aquella ocasión, los atracadores perdieron en la escena del delito el cargador de una de las pistolas (la pistola que el atracador trató de disparar carecía de cargador, pero portaba un cartucho en la recámara).
Calibre 9 m/m Corto (.380 Auto/9x17 m/m): Este es un calibre de gran arraigo nacional. Durante casi ochenta años ha formado parte del arsenal de los cuerpos policiales y militares españoles. Aunque a finales de los años 80 dejó de emplearse oficialmente, muchos profesionales siguieron confiando su seguridad personal en el “eterno” 9 Corto. Se dispara por pistolas de tamaño pequeño, armas de fácil ocultación y cómoda portabilidad. Es considerado, por muchos, como el cartucho mínimo para defensa. Pero, como en todo, lo más importante  es el indio y no la fecha. Yo mismo he usado este calibre en una pistola moderna.
No será fácil encontrar un arma del 9 Corto en una tirada deportiva,  porque lo normal es que sea adquirida  por quienes poseen licencia profesional “A” o de la clase “B”, para defensa personal (jueces, fiscales, joyeros, etc., y demás ciudadanos a los que se les haya concedido, cosa complicada).
Muchas pistolas de este calibre, y del 6,35 m/m y 7,65 m/m, durante G.C.E. y postguerra, quedaron, sin control gubernativo, en manos de excombatientes y personas afines a los vencedores. A esta circunstancia se une que hasta los años 90 todavía muchos cuerpos las llevaban de dotación, esto ha hecho que durante mucho tiempo se hayan visto implicadas en atracos y otros delitos. Como ya se ha referido en algunas ocasiones, el robo en domicilios de policías y militares era, y es, una forma de adquirir armas de estas. La mayoría de los 9 Corto recuperados, en acciones delictivas, son de vieja manufactura y casi siempre  nacional: Llama, Astra y Star. Aunque fuesen de otro calibre, 9 m/m Parabellum, de la firma eibarresa Star eran las ciento doce  pistolas 28DA, que un comando etarra sustrajo a la Ertzaintza, el 28 de febrero de 1983. El robo lo perpetraron diez terroristas, sobre la guarnición que el Cuerpo tenía en el edificio de la Diputación de Guipúzcoa, en San Sebastián.
Muchas de aquellas vetustas pistolas siguen apareciendo en todo tipo de acciones delictivas, a veces en registros policiales. No por antiguas han dejado de ser funcionales y letales. Caso reciente el de Almería, donde el 25 de junio de 2012 fue intervenida una pistola española del 9 m/m Corto, por agentes del C.N.P., en un registro antidrogas. Además de retirar de la circulación el arma, cocaína y marihuana, más de sesenta cartuchos fueron aprehendidos, en un pequeño punto de venta de sustancias estupefacientes.
Hoy en día se dice, en ciertos círculos profesionales, que adquirir un 9 Corto es un error, pues no se fabrica munición y es difícil adquirirla. Es falso. Se produce munición de este calibre por el noventa y nueve  por ciento de los fabricantes mundiales, y yendo a la tienda a comprarla, con la documentación del arma, se podrá obtener. Eso sí, seguramente lo que no será fácil es que por las esquinas del cuartel te vayan regalando cajas de 9 m/m Corto, como a veces ocurrirá con calibres actualmente reglamentarios. Señores, no puedo evitarlo: si no saben, pregunten, pero no inunden la mente de los compañeros con falsas ideas. El 9 Corto no es la mejor opción, pero se fabrica.
Sobre el calibre 9 m/m Largo (9x23 m/m o Bergmann-Bayard) podría decirse casi lo mismo que del 9 m/m Corto. Eso sí, el 9 Largo es bastante más poderoso que el otro, y las armas que lo disparan no bajan del kilo de peso (pistolas), amén de ser de tamaño considerable. Hoy no es tan frecuente hacerse con estas armas en atracos u otros actos criminales, pero hasta no hace muchos años sí lo era. Fue reglamentario en todos los cuerpos y ejércitos españoles, durante casi 80 años. Y se empleaba en carabinas, subfusiles y pistolas. Esta munición hace décadas que no se fabrica en España.
Para cerrar con el 9 Corto, significar que muchas pistolas recamaradas para este calibre lo fueron también, desde su diseño y concepción, para el 7,65 m/m, 6,35 m/m y .22 LR, caso de la alemana HK-4, me gusta esta pistola. A nivel nacional, nuestra primera pistola de doble acción, la Astra Constable, se fabricó en todos esos calibres, excepto el 6,35 m/m.
Calibre 9 m/m Parabellum (Luger o 9x19 m/m): Este es, hoy por hoy, el calibre más presente en el mapa delincuencial. Tanto en el segmento pistola como subfusil. En nuestro país siempre ha estado ligado, por los legos en la materia, a la banda terrorista vasca, de ahí que más de uno se haya llevado las manos a la cabeza al saber que los policías también lo usamos. Es empleado, reglamentariamente, por todos los cuerpos de seguridad del país y por las Fuerzas Armadas (Ejércitos); además, cuando un profesional recurre a un arma privada para practicar tiro, o defenderse en horas no laborales, recurre casi siempre al omnipresente 9 Parabellum. No son los únicos. También los civiles acuden al 9 Luger. Así pues, lo hacen tanto tiradores deportivos de recorrido de tiro y de la modalidad “nueve milímetros”, como quienes están autorizadas a portar un arma por la calle para su autodefensa. En el sector privado de la seguridad también tiene su cuota, y por imposición legal es el calibre reglamentario de los escoltas privados españoles.
Sustraer un arma de estas es relativamente sencillo, si se es un “chorizo”, claro: puede que haya cientos de miles en nuestro país. Quien se atreva a robar en una Comisaria o Cuartel, “se podrá ir con una puesta” —ha ocurrido—. En mi propia Jefatura de Policía se han sustraído dos en un mismo año: una Glock 26 y una HK-USP-C. La primera era particular de un agente y la otra reglamentaria, pero de otro funcionario. Ya están introducidas en el mercado negro, junto a los chalecos antibalas que también se llevaron en otros robos (creo que tres). Sí, lo sé, alguno pesará que tengo un cerdo con gorra en mi entorno… Es posible que haya más de uno.
Está empezando a ser relativamente frecuente incautar, en calibre 9 m/m Parabellum, armas de moderna fabricación extranjera, al margen de las  firmas nacionales referidas antes. Pistolas Glock, Smith & Wesson, Heckler & Koch, Walther y Cz, por ejemplo, son muy utilizadas por policías y aficionados al tiro deportivo, lo que las pone, con relativa facilidad, en potencial riesgo de entrada en los mercados ilegales. Muchas armas modernas, administrativamente registradas como inutilizadas, han sido modificadas para que volvieran a disparar, y ser colocadas en manos de todo tipo de delincuentes, principalmente comunes. En manos de los terroristas referidos antes,  puede que existan, aún, un centenar de pistolas suizas Sig-Sauer P228 y P226.
Digno de referencia es el atraco perpetrado el 8 de octubre de 2008 en Sevilla, en el que un inspector jefe del C.N.P. resultó herido por un proyectil de 9 m/m Parabellum. Aquel policía estaba junto a su mujer en un comercio, cuando este fue asaltado por un sujeto armado con una pistola. El funcionario, cumpliendo con su deber, trató de impedirlo. Como consecuencia, el inspector jefe se llevó un tiro al que sobrevivió, y el atracador se llevó otro, que no pudo superar. El inspector jefe disparó con un .38 Especial, por cierto.
Hasta aquí el repaso a los calibres más empleados en armas cortas, por los delincuentes “aborígenes”. Pero no puedo sustraerme de decir que si es cierto que estos son los más usuales, otros menos populares son a veces también retirados de la circulación, o empleados en ilícitos renombrados —desconocidos por la mayoría—. Un calibre poco visto en España es el 7,62 m/m Tokarev, de origen ruso, sin embargo saltó al estrellato televisivo cuando fue identificado como el que usaba el Asesino de la Baraja. Este criminal mató a varias personas en 2003, en diferentes puntos de la Comunidad de Madrid. Para ello utilizó una pistola Tula Tokarev 30/33, la mítica TT del referido calibre. El sujeto resultó ser un exsoldado español que trajo consigo la pistola cuando estuvo destacado en Bosnia. Muchas armas de Europa del Este han ingresado así en España, durante la década de los 90. Pero hay que matizar otro dato, las Tula Tokarev ya llegaron a la piel de toro durante nuestra guerra fratricida, y lo hicieron de la mano de comunistas europeos.
Este exótico calibre —exótico aquí— volvió a aparecer en un conocido suceso ocurrido en Barcelona, en abril de 2005. Dos policías autonómicos catalanes trataban de identificar a un ciudadano alemán, sospechoso de haber cometido hurtos en un centro comercial, cuando el germano extrajo una TT, y encañonó a los  funcionarios. Como consecuencia de su hostil acción, se produjo un tiroteo en el que ningún policía fue herido, pero sí el extranjero. Finalmente, y antes de dejarse detener o continuar luchando, el pistolero se voló la cabeza. El tipo resultó ser un expolicía alemán de origen español, buscado en su país por varios delitos.
Más raro es incautar una “pistola” Pressin, del calibre 7,65 m/m Pressin. Pero también se pillan ¡Esto sí que es raro! No hace mucho tiempo  —sobre un año— se incautó una durante una operación antidroga, que la Guardia Civil de mi demarcación llevó a cabo. Fue localizada en el interior de una embarcación rápida semirrígida, empleada para alijar hachís por la costa.
En el plano de las armas largas, también hay que decir qué calibres y tipo de armas son las más presentes en actividades antijurídicas, aquí. El abanico se abre en varios segmentos: escopetas o armas largas de ánima lisa, rifles, fusiles de asalto y subfusiles. Entre estos tipos de armas se abre otro tipo de posibilidades, principalmente entre las escopetas y rifles, que pueden ser monotiro, de dos cañones, de accionamiento manual por palanca, cerrojo o trombón y semiautomáticos.  Las carabinas, armas largas rayadas de tamaño y peso menor al de los rifles, también han de ser contenidas en este apartado.
Vamos a los calibres.
Posiblemente el más usado sea el 12/70 de escopeta. Este se usa en escopetas de cañones paralelos, superpuestos, semiautomáticas e incluso monotiro. La mayoría de las veces, los delincuentes las usan con cañones recortados, pero no siempre. Será obtenida esta característica en aquellas armas ilícitamente adquiridas, pues a veces son usadas escopetas legalmente poseídas (pasan revista ante la Guardia Civil, y el  corte del cañón no es viable). Existen infinidad de casos conocidos que referir, pero voy a reflejar el tiroteo producido el 24 de agosto de 2008, en Cádiz. Aquella noche, cuatro atracadores se enfrentaron a tiros con agentes de la Guardia Civil. Los guardias pertenecían a un dispositivo expresamente establecido para detenerlos en una autovía, pues los delincuentes estaban siendo investigados por numerosos robos, lesiones y un asesinato. No se dejaron detener, y abrieron fuego contra la fuerza policial. Ningún funcionario resultó herido, pero uno de los ladrones murió y otros dos resultaron heridos en la balacera. Solo uno de ellos resultó ileso. Los delincuentes dispararon con tres escopetas, una semiautomática, una superpuesta y otra paralela, esta última con los cañones recortados.
Si conseguir una pistola resultaba fácil, perpetrando un robo,  más aún lo es una escopeta, para la que por cierto existe poco control en cuando a la venta de cartuchos. Aunque hay tres tipos básicos de cartuchos semi-metálicos para escopeta, los de bala, posta y perdigones (posta fina), los más usados en delitos son estos últimos, los cargados de fino perdigón (son los más usados en caza menor).
Creo que es la tercera vez que lo hago en este artículo, pero es que no puede obviarse: E.T.A. también ha machado vidas con escopetas. Es el caso del escolta privado que el 5 de diciembre de 1997, en San Sebastián, fue disparado una vez en la cabeza desde dos metros de distancia. Fue usado un cartucho de posta fina, y aunque el agente no falleció, perdió la vista en uno de sus ojos. Esta gente, los etarras (no hablaré de grupos terroristas “inactivos”), refuerzan sus arsenales mediante el robo, pero también acuden en los mercados negros internacionales, caso de la compra de sistemas antiaéreos portátiles a la banda terrorista IRA. En 2004, a los vascos, le fueron incautados cohetes rusos Igla y belgas Mkar. Sobre escopetas, significar que el Estado español calcula que los etarras poseen sobre doscientas unidades, ya antiguas, que fueron sustraídas en fábricas de Éibar y Guipúzcoa. En este segmento, lo más moderno que se les ha incautado son armas de la firma Franchi, las cuales fueron adquiridas en su país de fabricación, Italia.
Pero a lo largo de sus seis décadas de criminal existencia, estos han usado de todo y le han hincado el diente a lo que había. En los años 70 y 80, los más sangrientos, emplearon en sus acciones muchas antiguallas, como los subfusiles Sten (británicos) y Mat-49 (franceses), ambos en calibre 9 m/m P. Por cierto, los MAT fueron comprados a la mafia marsellesa. En varias ocasiones se les ha aprehendido subfusiles UZI, de origen judío, que posiblemente les llegaron desde Bélgica. Las tres armas comentadas han sido también recuperadas a delincuentes organizados, especializados en robos con violencia e intimidación.
Respecto a los rifles, es más arriesgado decir cuál es el calibre más usado por los delincuentes, pues la mayoría de las veces que es empleado un arma de este tipo, no es un marginal ilegal quien la emplea, sino un cazador autorizado que pierde la cabeza, y mata. Para monterías o caza mayor existe un variadísimo catálogo de calibres, y muchos aficionados a la actividad cinegética poseen varias armas, y cada una en un calibre diferente. También los etarras los han usado, es el caso del atentado frustrado que pretendía matar al Rey de España, don Juan Carlos, en agosto de 1995, en Palma de Mallorca. Para ello adquirieron un rifle belga Dekaise, en calibre 7 m/m-08 Remington, dotado de visor telescópico. Tanto el arma como la munición son usadas en la actividad de la caza.
Los últimos casos sonados de legítimo propietario de escopeta y/o rifle que pierde el control y mata, son, seguramente, el cometido en Olot, Gerona, el 14 de diciembre de 2010 y el asesinato perpetrado en Algeciras, Cádiz, el 21 de julio de 2009.  En Olot, un cazador de 57 años de edad asesinó a cuatro hombres con su rifle de caza. Sus víctimas eran dos empleados bancarios, asesinados en sus puestos de trabajo, y un empresario y su hijo, que fueron disparados en una cafetería. Estos dos últimos habían sido jefes del criminal, durante los veinte años anteriores. Todos murieron en el acto y en el espacio de diez minutos. El criminal se entregó a la Policía Local del pueblo.
Lo sucedido en Algeciras fue parecido a lo de Olot. Un cazador de 62 años de edad, que poseía legalmente escopetas y cartuchos, se volvió “loco” y mató a un vecino. Se da la circunstancia de que la víctima era agente del Cuerpo Nacional de Policía, pero llevaba seis meses en segunda actividad (reserva), y mantenía una buena relación con quien acabaría con su vida. El veterano policía medió en una disputa matrimonial protagonizada por su vecino, y este, sin mediar razón alguna, disparó dos veces al agente. Murió como consecuencia de las graves heridas, y posiblemente porque no se rescató a tiempo el cuerpo, por los funcionarios desplegados en la zona. El homicida se atrincheró en su casa, y mantuvo bajo el fuego de cuatro escopetas a todas las unidades policiales que iban llegando a la escena. Poseía también abundante munición. Desplazados hasta el lugar un negociador y un equipo del Grupo Operativo Especial de Seguridad (G.O.E.S.), estos mantuvieron un intenso intercambio de dispararos con el asesino, que finalmente fue detenido.
Rifles recamarados para los calibres .30-06 Sprinfield y .308 Winchester, también denominado 7,62x51 m/m, se han visto envueltos en refriegas u homicidios. No en vano son dos de los calibres de rifle más extendidos entre los aficionados a la caza mayor, con arma larga rayada, y tiro de precisión a distancias medias. Sin duda, son muchas las armas de este perfil que están legalmente en manos de muchísimos españoles, también en estos calibres: .270 Winchester, .300 Winchester Magnum y 7 m/m Remington Magnum.
Sin que sea frecuente verlo hoy en día, y menos aún en manos de delincuentes comunes, referiré el mítico calibre 8x57 m/m Mauser, llamado también 7,92 m/m. No quiero ni puedo evitar comentar la detención llevada a cabo en San Roque (Cádiz), por mi unidad, el 6 de junio de 2011, sobre un ciudadano rumano que llevaba consigo un fusil Coruña, “Mauser Español 7,92 m/m”; y casi ochenta cartuchos en perfecto estado. No fue fácil alcanzarlo y detenerlo, pero no lo hice yo. Como dije en distintos momentos del artículo, se aprehenden cosas “raras”, pero no por ello hay que creerlas frecuentes. Caso también de varios fusiles Dragunov, calibre 7,62x54 m/m R, incautados por la Guardia Civil en mi zona, y que jamás llegaron a tocar la calle.
Llegados del Este de Europa, tenemos instalado un nuevo inquilino en la península ibérica: el famoso y temido Kalashnikov. En muchos escenarios delictivos se recogen vainas del 7,62x39 m/m, la “prueba de ADN” del fusil de asalto AK-47 (en realidad otras armas usan ese calibre). Estos fusiles llegan desde países del antiguo cinturón rojo europeo, y se cuelan por la “no-frontera” francesa, principalmente, amén de los grandes canales internacionales de tráfico de armas. Lejos de lo que muchos creen, estos “Kalakas” están en manos de mafiosos autóctonos, porque no solamente lo utilizan los foráneos. El hermano pequeño del AK-47 también se ha dejado ver de vacaciones por aquí, pero creo que no se ha llegado a instalar. Me refiero al AK-74, del calibre 5,45x39 m/m.
Todavía está candente el esclarecimiento del robo perpetrado en el Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla 16, en la Base Militar General Menacho de Botóa, Badajoz, el 28 de febrero de 2011. En aquella ocasión fueron sustraídos, de un cuarto de armamento, veinte fusiles de asalto HK-G36, calibre 5,56x45 m/m OTAN, y diez pistolas Llama M82, calibre 9 m/m Parabellum, armas que sin duda iban a engordar el mercado negro nacional de armas. Por suerte, la presión policial (Guardia Civil) impidió que pasaran al “circuito”, y fueron todas halladas tras culminarse la investigación y detención de once personas.
Una acción de índole similar, aunque en realidad más violenta, tenía previsto perpetrar E.T.A., a mediados de noviembre de 1980, en el cuartel del Batallón de Cazadores de Montaña Cataluña 4, en Berga, Lérida. Tenían ideado un plan muy detallado y ambicioso, pero un centinela lo desbarató todo al detectar la aproximación de un intruso. La idea era sustraer del polvorín de la cita unidad, la cantidad de ciento cincuenta fusiles de asalto CETME modelo C, calibre 7,62 m/m. Fueron detenidos y procesados varios integrantes de la operación. Ahora, por fin, prometo que en este artículo no hablo más de esta gentuza.■
  
Criminología y Justicia . Posted: 26 Oct 2012

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